Huerta en casa -y un premio para mamá-
Ayer compré tierra para arrancar una huertita en casa. Sé que está un poco “de moda”, pero lo mío fue producto de una búsqueda que diera como resultado un win-win. En primer lugar, mi hija quiere todo ya; típico síndrome de los niños de esta era…y hace tiempo le estoy tratando de explicar lo que es esperar, que algunas cosas llevan su tiempo y necesitan un proceso (“¿PRO qué mamá??”) Por otra parte, Alfo muere con los tomatitos cherry y quiero que incursione en algún otro vegetal que le resulte “divertido” de incorporar a su vianda. Y por último –o no tan último-, la ex dueña de la casa donde vivo me dejó unas macetitas perfectas para huerta…y todo eso se conjuga con que a veces, los fines de semana, luego de armar torres, pintar unas cuantas mandalas, salir a caminar o ir al parque, me cuesta idear algo un poco más ingenioso para entretenerla –y entretenerme-. Cuestión: concluí que armar una huerta es una experiencia en la que ganamos todos. Pero como buena madre …
