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Aprendizajes de verano

Estas vacaciones estuve jugando al ajedrez con mi hija mayor, Alfonsina, y, entre otras tantas cosas –cabecita non stop-, me puse a pensar en la importancia de enseñarle, que más allá de las circunstancias, siempre hay una manera de hacer lo mejor con lo que toca. Cuando la vida te da limones, hay que hacer limonada, dijo alguien alguna vez. Pero es cierto que la vida no da la misma cantidad ni calidad de limones a todos. Nacemos en casas distintas, con diferencias emocionales y materiales que influyen inevitablemente en nuestro rumbo y en nuestro cielo. Pero siempre hay algo que podemos hacer, con esa responsabilidad todos nacemos. Lo vi claramente en ese tablero de ajedrez, y es que la partida empieza siempre con una cantidad de piezas y de nuestros movimientos depende obtener el mejor resultado; el bienestar, si llevamos el tablero a la vida. Y si entendemos el bienestar como ese objetivo último que perseguimos todos, que en ajedrez sería ganar. Soy madre separada. Es un tema recurrente para mí, el cuestionamiento sobre …

AMAR en tiempos (pos) modernos

¿Por qué hablar de amor en un blog de crianza, maternidad y educación? Creo que porque el amor nos hace existir (venimos del encuentro de dos personas); porque el amor nos hace agarrarnos a la vida (nadie sin algo de amor a la vida, vive), porque si no fuera por el amor que recibimos de niños hubiéramos muerto (cerebral, física y emocionalmente). Por eso y porque a veces pienso que si los adultos vivimos sin amor, nuestros hijos corren un riesgo, es que hoy elijo hablar de amor. Pero me trae hasta aquí hablar de lo fundante que es vivir el amor (y en amor) quienes somos referentes de los niños. Los papás, las mamás, los abuelos, los docentes. Si pensamos que el niño llega a la vida sin saber lo que es amar, entonces somos nosotros quienes, habitando un concepto de amor, vamos dibujando el “mapa de amor” que tendrán nuestros hijos toda la vida. Ellos van a ir cargando ese concepto con los significados que los adultos le vayamos brindando. ¿Y no es …

¿Qué necesitamos vivir en cada etapa de la vida?

No cambiaría mis 40 años por el entusiasmo ni la verborragia de la juventud, por la panza chata, el cuerpo firme, los veranos eternos ni por las horas largas de pocas responsabilidades. No cambiaría mis años por la adrenalina de empezar a vivir la independencia, a elegir, a aventurar, a buscar, a ensayar a ser adulta a los tropezones. No cambiaría esta etapa por el desparpajo que supe llevar con orgullo durante tanto tiempo. No cambiaría nada por este tiempo de enraizamiento, lucidez y presencia. Algunas filosofías del Oriente conexas al Yoga dividen la vida humana en ciclos de 21 años. Haciendo un paralelismo con mi andar por este mundo, puedo identificar estas etapas con bastante precisión. ¿Y cómo sería, según esta visión, atravesar los ciclos de manera saludable? ¿Qué deberíamos esperar de cada tiempo? Veamos… Desde que nacemos hasta los 21 años estamos en constante aprendizaje, somos como esponjas, absorbiendo todo lo que se encuentra a nuestro alrededor. Durante estos años nos vamos construyendo, desarrollando, a nivel físico y psíquico, vamos armando el esqueleto …

ELEGIR CON EL CÓRTEX Y EL CORAZÓN

Ya hace un tiempo largo que intento reflexionar acerca de las cosas y acontecimientos en términos de lo que llamo “observación limpia”, sin tanta interferencia de prejuicios y opiniones. Claro que implica un enorme esfuerzo, a los seres humanos nos da mucha tranquilidad pensar en términos de etiquetas y juicios cerrados. Nos alivia sentir que las cosas son así o asá, de acuerdo a nuestros sesgos, e intentamos buscar argumentos que demuestren la veracidad de nuestros relatos. Nos pasa a todos. Trascender esta condición natural, no es sencillo. Pero siento que cuando lo logro, gano en claridad, pensamiento crítico y reflexivo. Cuando converso con personas de generaciones anteriores a la mía acerca de la cantidad de separaciones y divorcios de esta época, la mayoría se muestra horrorizada, o por lo menos sorprendida. No entienden qué pasa, cómo es posible “que ya nadie luche por nada”, “que se rompan las familias” como si de cosas se trataran. Y puedo comprender su sentir. Ellos y ellas, que tanto se esforzaron por mantener la unión a pesar de …

¡El que no se equivoca no aprende!

Ayer junto a Caro comenzamos a estudiar una nueva certificación en Disciplina Positiva pero esta vez pensada para el salón de clases. Los niños pasan muchas horas en la escuela y creemos que al igual que padres y madres, los docentes necesitan renovar su caja de herramientas con estrategias que ayuden a enseñar mejor, preservando el vínculo y la conexión emocional. Porque si algo está claro hoy -y nos lo están mostrando las neurociencias- es que aprendemos mejor cuando nos sentimos bien, a gusto, conectados con nuestros adultos de referencia, en este caso el maestro o la maestra. Como la escuela es nuestro coequiper en la educación de nuestros hijos (y en algunos casos tiene hasta más relevancia que la propia familia, es justo decirlo) consideramos imprescindible difundir estas ideas también dentro de los salones. Porque la paz en las sociedades se construye en el seno de las familias y escuelas, a través de una educación consciente hacia las nuevas generaciones, ¡no hay duda de eso! Al igual que cuando hicimos la certificación en Disciplina …