Tendiendo puentes, paso a paso
Pocas sensaciones generan más placer en la vida de un ser humano que la de sentirse comprendido por sus personas significativas. Sentir que nos conocen y nos ven de verdad, reconforta el corazón. Brinda la seguridad de sentirse amado, considerado, cuidado y respetado. Saber mirar a los hijos, es una capacidad muy valiosa que constituye el punto de partida para hacer una lectura sensible de sus comportamientos y responder adecuadamente a sus necesidades, experiencias y emociones. Con la observación, se abre la posibilidad de tender el puente, porque mirar profundamente y con curiosidad, es disponerse a conocer al otro. El arte de descubrir a los hijos, requiere de tres capacidades que permiten construir lazos cálidos y cercanos: la de leer, interpretar y dar una respuesta sensible a los estados emocionales y vivenciales de nuestros hijos. Pero esta postura no comienza cuando los niños empiezan a hablar. Desde el nacimiento ya podemos entrenarnos en esto de interpretar sus llantos, sus miradas, sus risas, su manera de estar en el mundo. Observándolos con curiosidad, podemos desde el principio, conocer …