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¿Vacaciones?

Ayer hablaba con una amiga, mamá de 4 niños chicos, y me decía que el 16 de enero empezaba a descansar: ese día volvía a la oficina. Entre la expectativa y la realidad de las vacaciones hay un trecho, aun cuando sepamos de antemano que en esos días en la casa de playa, en el campo o de viaje, todo se intensifica por el simple hecho de estar 24/7 todos juntos. Distintas edades, distintas demandas, varias voces y una mamá y/o papá -o ambos- para atajar todo. La pregunta es…¿cómo disfrutar aun cuando la demanda es mayor que cuando hay rutinas y colegio? O sea, cuando en vez de poder relajar estamos exigidas a hacer más. La respuesta… No hay una. Hay muchas. Una salida lógica sería «descomprimir» para no asfixiarse. Darse tiempos de caminata, corridas, cafecito de amigas, de buenas conversaciones. Aflojar la tensión. Buscar tiempo off para que los adultos responsables de la casa puedan repararse para volver al ruedo con aire y ganas. Otra clave para sentir bienestar aun en la hiper exigencia …

La hora del baño, una rutina mindful

¿Cuándo fue la última vez que se bañaron prestando atención a la sensación del agua en el cuerpo, sin estar pensando en lo que seguía después? ¿Qué sienten al permanecer bajo la ducha unos minutos? Las gotas recorriendo la piel, el perfume del jabón, la fluidez y calidez del agua, son sensaciones que nos hacen sentir bien. El agua tiene su magia y conectar con ella, a niveles muy sutiles, es volver al hogar. Tiene sentido si entendemos que nuestra vida comienza en el vientre materno -un medio acuático- y la salida al mundo, aunque no la recordemos, permanece en nuestra memoria como la gran transfiguración. Con el nacimiento cambiamos de medio existencial. Es, con seguridad, nuestro primer shot de estrés. Por lo que implica este cambio, brindar experiencias placenteras de relajación en los primeros tiempos de nuestro bebé es vital para un desarrollo sano, para hacerlos sentir seguros. En este sentido, las rutinas cotidianas, como el baño, son momentos ideales para crear experiencias multisensoriales agradables y, a la vez, para tomarnos un tiempo de parar y acompañar, prestando atención a sus sentidos que de alguna …

Mi hijo el doctor

La maternidad llega y con un bebé en brazos, la casa se inunda de oxitocina y amor. Más que cabeza hay que poner corazón y cuerpo a ese pequeño ser que recién estrena mundo. Pero pestañamos y ese bebé que nos miraba embelesados hoy tiene 2..3..10 años. Y ahí, además de corazón y cuerpo (porque la demanda no decrece a medida que ellos crecen sino que cambia…-lo siento mamis aun embelesadas-), hay que poner un poco de pienso. Y la pregunta llega: ¿cómo quiero educar a mi hijo? Acá una pista que a nosotras nos resultó y ayudó a ver de manera distinta la educación y crianza, esa manera de acompañar a nuestros hijos. “Educar” viene del latín «educare» y quiere decir «sacar de dentro». Y eso es, al contrario de lo que aún se cree y sucede en aulas y hogares, no darle solo información a ese niño para que sepa y repita, sino preguntar y acompañar de manera apreciativa para que esa semilla que ya tiene algunas hojas se despliegue en su máximo …

Bienvenida rutina

Terminan las vacaciones. De un día para otro las rutinas se transforman de manera radical y somos muchas las mamás sintiéndonos abrumadas, perdidas y hasta desorientadas. El Whatsapp que estaba calladito se enciende con preguntas sobre libros, cuadernos y materiales, y empiezan a aparecer las tarjetas de cumples (que también se ponen a tiro con los que cumplieron en verano). Y aunque la rutina ordena, el estrés se siente. En este tiempo de comienzo de clases puede que el clima de excitación se nos cuele en casa, por eso queremos recordar que: Son tiempos desafiantes. De comienzos y cambios. Seguramente ya lo hayas hecho mal mil veces, como estas mamás reales. No te preocupes, los errores son oportunidades para aprender. Sé compasiva contigo, esa es la mejor manera de enseñar a nuestros hijos a ser buenos con ellos mismos. Les comparto mi mantra que me digo cada día. “No soy una mala madre, soy una buena mamá, teniendo un momento difícil.” Esto ayudará a tener también una mirada amorosa hacia nuestros hijos cuando metan la pata. …

“Disculpen, que no se note demasiado que estoy criando a un ser humano»

Esta cita del título no me pertenece; es de la cuenta Instagram de Sofía Slobo, “Puérpera”. Lo que pasa que causó tal flechazo en mí, que es como si fuera mía. Quiero hablar sobre las madres que tienen hijos menores a dos años; niños que todavía no duermen de corrido, niños que piden cuerpo, upa, brazos, teta, mimos todo el día; niños a los que no se los puede dejar solos ni un minuto porque vuelan, y aún no tienen idea del peligro. Niños cuya demanda dura 24 horas y exigen una intensidad vincular que nunca decae. Claro que como lo hemos dicho tantas veces, la naturaleza lo previó todo para que estemos ahí los primeros años. Sin movernos mucho. Y si no estamos, tengamos al menos a otro adulto responsable en un vínculo idealmente de uno a uno. Sabemos que este tiempo es capital. Que la cabeza se cablea y que no da lo mismo ser sensibles a las necesidades de nuestros hijos, dando respuestas ajustadas al contexto y al bebé, que no hacerlo. …