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Sylvia Sosa: «Cuando estoy anestesiada durante el parto no solo dejo de sentir dolor, dejo de sentir lo maravilloso que está pasando»

Para ser libres de verdad, debemos poder elegir de forma responsable, y optar desde la consciencia significa conocer las consecuencias de nuestras decisiones.

El parto es uno de los acontecimientos más increíbles en la vida de una mujer, y para elegir cómo queremos vivirlo, necesitamos información, por ejemplo, de la analgesia epidural -si es que estamos evaluando recibirla-. Para ello, charlamos con la Obstetra Partera Sylvia Sosa, de la asociación civil Nacer Mejor, quien nos brinda su visión sobre esta analgesia.

¿Qué opinión te merece la epidural?

Creo que es un buen recurso para algunas mujeres, no son todas ni la mayoría, sino aquellas que viven el dolor del parto como un momento feo, que les impide parir de buena forma. Entonces cuando el dolor tiene una magnitud tan intolerable y está impidiendo vivir el parto como una buena experiencia, es una herramienta válida.

Con la analgesia se pierde la percepción sensitiva. Dependiendo de la cantidad de sustancia anestésica que se inyecte, se podrá tener posibilidad de movimiento o no. Con algunas analgesias las piernas quedan totalmente dormidas y hay algunas otras que permiten tener movimiento leve durante el parto.

Creo que en lo que no se está siendo claro es en los efectos secundarios que tiene esta anestesia, que a veces desde los colectivos médicos analgésico-quirúrgicos se minimizan y no son explicados.

¿Cuáles son esos efectos?

Por ejemplo esto que te decía del movimiento, algunas analgesias no permiten moverte y sabemos que el parto -más allá del proceso de dilatación que tiene que ocurrir mientras estamos en el período previo al parto- necesita que haya determinados movimientos en la zona de la pelvis para que el bebé vaya acomodándose lo mejor posible al canal óseo del parto y poder así atravesarlo. Algunos estudios plantean que el uso de la analgesia aumenta las intervenciones quirúrgicas y las cesáreas. ¿Por qué? Primero porque ese bebé no es indiferente a esa analgesia; si partimos de la base de que toda sustancia que entra en el cuerpo de la mamá pasa en cierta medida por la placenta y llega al bebé, no vamos a pensar que este anestésico que está siendo inyectado en el cuerpo de la mamá no está llegando al bebé. Sí, llega en determinado grado. Se sabe que la mayoría de estos anestésicos produce una alteración en el ritmo cardíaco de los bebés a tal punto que en muchos lugares es una recomendación apagar los monitores durante los primeros 30 minutos luego de que fue aplicada la analgesia porque habitualmente suele haber un descenso en la frecuencia cardíaca del bebé que nos asustaría percibir, entonces es mejor apagar los monitores. Los médicos saben que eso va a pasar y después se recupera bien. Pero el tema no es si se recupera bien o no, lo que nos está traduciendo este hecho es que esa sustancia química está teniendo un efecto sobre el bebé por nacer, más allá de que después no se vea.

Y en la mamá ¿hay consecuencias?

Sí, algunas madres relatan dolores de cabeza intensos. Además, son muchas las que cuentan que después de la analgesia la recomendación es estar acostadas de manera horizontal, sin incorporarse por unas seis u ocho horas; lo que implica que después del nacimiento una no pueda sentarse de manera adecuada a amamantar a su bebé, a sostenerlo, porque sabemos que si nos incorporamos la sustancia va directamente a nuestro sistema nervioso.

Por lo que antes de que la madre decida darse la analgesia es sumamente importante entender cuáles son los efectos secundarios que ésta tiene y que no es una intervención banal; tiene causas y efectos claros que hay que considerar para poner en la balanza.

Desde algunos colectivos de mujeres cuestionamos lo que estas anestesias nos hacen creer: que necesitamos estas sustancias para parir a nuestros hijos. El parto es un acontecimiento fisiológico para el cual el cuerpo de la mujer está diseñado, es de los eventos en nuestras vidas más impactantes y vale la pena poder atravesarlo con toda la consciencia de lo que está pasando. Parte de poder vivirlo de una manera consciente tiene que ver con poder sentirlo. Cuando yo estoy anestesiada durante el trabajo de parto no solo dejo de sentir el dolor de las contracciones, dejo de sentir mucho de lo que está pasando durante ese proceso, no contacto de la misma manera con mi bebé ni conmigo misma. En cambio, cuando yo estoy en trabajo de parto y siento que mi bebé se está moviendo, de alguna manera nos comunicamos porque nos sentimos mutuamente.

Por Federica Cash

1 comentario

  1. Florencia says

    Creo que depende mucho de la anestesista y del parto. En mi caso me di la anestesia a las 5 horas de trabajo de parto y nació 5 horas después. En el momento que me la di me cambió la cara. Pude caminar y pujar por toda la habitación. No dejé de sentir las contracciones. Me iban administrando la anestesia y al final no me dieron dosis y pude pujar y sentir como salía. Fue muy buena la experiencia.

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  2. Lucia Gonzalez says

    Este artículo me parece uno más de los que, sin casi argumentos, intenta asustar a las madres de vivir un momento tan lindo como lo es el nacimiento de nuestros hijos sin un dolor cruel.
    Habla de dos efectos secundarios: para el bebé la baja de la frecuencia cardíaca, q a veces ocurre sin la anestesia y ademas los ginecólogos lo controlan o planifican cesárea si hay sufrimiento fetal. Y dolor de cabeza para la madre q perfectamente puede tomar analgésicos fuertes luego q el bebé nació.
    No creo lógico q en el siglo XXI las mujeres sigan sufriendo para poder traer un hijo al mundo. Es como imaginar dejarte sacar una muela sin anestesia, o peor aún.
    Yo tuve un parto feliz, inducción con oxitocina en sangre desde el inicio y puedo asegurar q los dolores son una tortura. A los 4 cm de dilatación me anestesiaron y comencé a disfrutar del momento, sentía molestias pero no sufría. Cuando coronó lo sentí clarísimo, y en un pujo salió mi bella Julia.

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    • Gabriela says

      Sin un dolor cruel?? Yo no sentí el dolor cruel, estoy de acuerdo en que cada familia tiene que vivirlo como más tranquilos los deje. Yo no sufrí nada, si sentí el dolor, pero no lo sufrí. Estoy de acuerdo en que lo que si debería suceder es que sea una opción para todos, y que sean las familias las que elijan epidural si o no, como vemos para vos el dolor era una tortura y para mi no, cada caso es tan único que generalizar pierde sentido.

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  3. Me parece algo sin fundamento científico lo que escribe la sra. Si es cierto lo que dice, me gustaría mucho conocerla bibliografía que leyó asi puedo leerla y sacar mis conclusiones.
    Saludos

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