Hace algunos años, me iba de vacaciones con amigas y entre playa, rondas de mate e historias varias, volvía a Montevideo con un mismo problema: me había olvidado la clave del mail. Las cosas cambiaron desde hace un tiempo porque hoy el teléfono es casi parte de nuestro cuerpo, ya no lo dejamos para irnos de vacaciones y menos para bajar a la playa (¡mirá si nos vamos a perder la foto del atardecer!). Es casi imposible vivir sin pantallas y las nuevas generaciones maman eso desde la cuna.
Como mamás reales nos hemos cuestionado mucho el uso de la tecnología, las horas de pantalla de los pequeños, y llegamos a la conclusión que no podemos dejar a los niños por fuera de las mismas, porque allí también aprenden, además de disfrutar. Hay cosas que suman y mucho. El tema es cómo acompañar esa exposición, para evitar que en sus búsquedas accedan a material que no deseamos que vean.
En estos días especiales en los que compartimos más rato en familia, elegimos publicar parte de un intercambio con el Psicólogo Juan Pablo Cibils, para amplificar algunas de sus sugerencias sobre cómo supervisar sin invadir y cómo educar a nuestros niños en esta realidad digital.
¿Cómo podemos acompañar a nuestros hijos en el uso de pantallas sin ser invasivos ni permisivos?
Hoy el hecho de no responder inmediatamente al teléfono, a un mensaje de WhatsApp, es algo que parece debe justificarse. La inmediatez comunicativa abrevia plazos y a la vez incrementa la aceleración general y la cantidad de cosas que se pueden (y deben) hacer. Esta conducta digital puede moderarse y educarse desde que son niños.
Siempre insisto en devolverles a los padres su fuerza en el rol. Es clave fortalecer el rol del adulto referente y guía para los niños, para que sean interlocutores válidos en los temas de tecnología y redes sociales. Esto no necesariamente implica que sepan más sobre tecnología, sino que puedan estar más cerca de sus hijos en relación al uso de la misma. Que puedan acercarse de forma positiva y no únicamente en relación a los límites y a las penitencias.
Sería interesante dar a conocer y potenciar otras cosas que pueden realizarse con la tecnología. Su relación presente y futura con la televisión, internet, los teléfonos móviles y los videojuegos, será beneficiosa o perjudicial, no en función de la tecnología en sí misma, sino en relación a la sociedad y el rol que padres y madres desempeñen para hacer de ellos usuarios responsables, con criterio propio.
¿Conocés buenas aplicaciones para controlar el contenido de lo que ven? ¿Cuáles?
Reconozco que al principio me resulta extraño el hecho de que sean apps las que estemos usando para controlar o supervisar el uso de estos dispositivos, pero de a poco fui encontrando su lado positivo. Así como existen controles parentales muy buenos para computadoras, también los hay con funciones muy parecidas para celulares. Algunas logran bloquear directamente el celular del otro, otras pueden investigar en el historial de navegación y otras pueden hasta usar el sistema de geolocalización para rastrear el celular.
Cada día surgen aplicaciones nuevas con los mismos fines, algunas son gratuitas, otras no; de las más recomendadas: Norton Family, Teen Safe, Life360 Localizar Familiar, My Mobile Watchdog, Footprints, pero extiendo la invitación a que también los padres puedan explorar estas opciones y otras para encontrar la que mejor se ajuste a las necesidades de cada familia.
Los niños agarran el celular para ver Peppa Pig y a los dos minutos aparecen otras sugerencias, a veces no deseables… más allá de apps, ¿cómo controlamos esas búsquedas?
Independiente de la app, las claves son las mismas:
A-limiten el tiempo de uso;
B-supervisen lo que consumen, lo que navegan, lo que miran;
C-acompañen, disfruten, aconsejen;
D-enseñen a protegerse, al igual que lo hacen en el mundo offline.
Recomiendo que los padres supervisen el uso que sus niños hacen de la tecnología pero nunca a escondidas, que sea una oportunidad para hablar con ellos, fomentar el diálogo, que les expliquen por qué es importante protegerse, saber con quién hablan, que dialoguen sobre estar en la red y lo importante de la seguridad digital.
Recomiendo especialmente que investiguen la app “MOMENT” disponible para IOS pero pueden encontrar muchísimas similares para Android. La misma arroja información que puede llegar a sorprendernos mucho, acerca de las horas de conexión diarias, la cantidad de veces que desbloqueamos el celular, cada cuántos minutos tocamos alguna tecla, o a qué hora de comienzo y de finalización del día solemos prenderlo. Para todo esto la app nos dará resultados diarios y semanales, siendo una interesante herramienta para reflexionar sobre nuestros propios hábitos vinculados a la conexión permanente.
El papel de la familia como agente preventivo de primer orden es incuestionable, en el área de las tecnologías y en cualquier otra. Mi sugerencia es que no esquiven la tecnología, al contrario, conozcan, pregunten, hablen con sus hijos de ella y aprendan sobre los juegos o las apps de mensajería utilizadas. Por supuesto que es fundamental insistir en que estas pantallas no son ni buenas ni malas en sí mismas, la clave seguirá estando en el uso, y sobre ello es en lo que hay que reflexionar, incluso, qué ejemplo damos. ¿Cómo enseñarle a no obsesionarse con las pantallas si nosotros lo estamos?
Por Carolina Anastasiadis