Papás y mamás sabemos lo delicados que son los bebés. No en vano, se nos despierta la ternura y los sentimientos más nobles cuando un bebé llega a la familia. Ajustamos nuestros tonos, los sonidos del hogar, los horarios, la luz, estamos más atentos a la temperatura del ambiente y más. Como buenos mamíferos, hacemos todo por proteger a nuestros cachorros.
En la búsqueda de información que llega con el recién nacido, hay un dato muy curioso que revelan expertos: la piel del bebé es 30% más fina que la de los adultos. ¡Qué delicadeza! Eso explica todos los cuidados que nos piden los pediatras en los primeros meses: no usar protector solar, no abusar de humectantes, cuidados especiales a la hora del baño, etc., etc. Lo que toca la piel del bebé debe estar probado y testeado para no contaminar esa frágil “barrera” que separa el mundo externo del interno del niño.
Otro dato curioso es que la piel es el órgano más extenso que tenemos. Al nacer, esa piel finita y suave, siente directamente el cambio de universos (de estado líquido a seco) y de temperaturas. Al estar expuesta por primera vez, es la mejor portavoz de las sensibilidades, reaccionando diferente a todo lo que se presenta.
La piel también refleja nuestro nivel de estrés. ¿O no experimentamos sarpullidos, herpes y hasta acné en momentos de locura?
Por todo eso, cuidar la piel es fundamental desde los primeros días. Con productos que sean en su mayoría de origen natural y realcen la salud de nuestro bebé. El contacto físico amoroso, la calidez de nuestras palabras y canciones, la leche tibia y el baño reparador también son restablecedores. Y es increíble como la piel florece, poniéndose más tierna, más suave, más bella cuando hay salud en el vínculo y en las rutinas de la casa.
Si tenés un bebé, aquí te brindamos algunos consejos de expertos de Johnson’s baby –quién más, sino no!- para cuidar su piel y mantener lo más saludable posible a ese órgano que lo envuelve todo:
– Elegir usar baño líquido de glicerina, con componentes de origen natural.
– Al bañar al bebé, solo limpiar las partes del cuerpo que puedas ver.
– Cada bebé es único y a algunos no les gusta bañarse después de comer. Prueba tu manera. Tal vez el baño previo a la cena funciona más para tu hijo, y lo deja relajado para irse directo a la cama luego de ser alimentado.
– Si haces de la hora del baño un momento divertido -aunque a veces cueste-, tienes más chances de que sea una rutina de disfrute y a la que no se resista a medida que crece.
– La temperatura es todo un tema para las mamás. Considera que debe estar entre 35 y 37 grados. Nunca más caliente.
Te invitamos a tomar consciencia de lo importante de atender y cuidar la salud de la piel, tanto de tu bebé como de la tuya. Es un órgano que te acompañará toda la vida y muchos de los daños que le infligimos con el paso del tiempo, pueden ser irreparables. Cuidémosla desde sus primeros días.
Por Mamás Reales

