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¿Verano eterno o Clases ya?

Llegamos a fines de febrero. Los días se sienten largos, el aburrimiento de los más chicos va tomando temperatura y el tono de la casa se pone un poco denso, pesado. Así como en diciembre necesitamos romper rutinas, desordenar la vida y volver a lo más básico (abrazos mañaneros, miradas cómplices, risas y juegos sin horarios), a esta altura de febrero es normal que necesitemos poner orden al asunto.  A pocas semanas del comienzo de clases, ya empezamos a escuchar algunas quejas. Madres cansadas y niños aburridos en tardes eternas que se despliegan más lentas que nunca.  Para muchos la espera se hace larga y, para sentir que la acortan, salen derecho a comprar materiales escolares que les apacigüe -aunque en modo placebo- ese tiempo que parece quieto, inmóvil. Obvio que hay mamás que quieren más verano, sin horarios y actividades. Pero en la cola del súper, en la orilla de la playa y en las redes de cobranza, escuchamos a la mayoría pidiendo organización en sus vidas.  Es que no es fácil, una además de …

¿Vacaciones?

Ayer hablaba con una amiga, mamá de 4 niños chicos, y me decía que el 16 de enero empezaba a descansar: ese día volvía a la oficina. Entre la expectativa y la realidad de las vacaciones hay un trecho, aun cuando sepamos de antemano que en esos días en la casa de playa, en el campo o de viaje, todo se intensifica por el simple hecho de estar 24/7 todos juntos. Distintas edades, distintas demandas, varias voces y una mamá y/o papá -o ambos- para atajar todo. La pregunta es…¿cómo disfrutar aun cuando la demanda es mayor que cuando hay rutinas y colegio? O sea, cuando en vez de poder relajar estamos exigidas a hacer más. La respuesta… No hay una. Hay muchas. Una salida lógica sería «descomprimir» para no asfixiarse. Darse tiempos de caminata, corridas, cafecito de amigas, de buenas conversaciones. Aflojar la tensión. Buscar tiempo off para que los adultos responsables de la casa puedan repararse para volver al ruedo con aire y ganas. Otra clave para sentir bienestar aun en la hiper exigencia …

La hora del baño, una rutina mindful

¿Cuándo fue la última vez que se bañaron prestando atención a la sensación del agua en el cuerpo, sin estar pensando en lo que seguía después? ¿Qué sienten al permanecer bajo la ducha unos minutos? Las gotas recorriendo la piel, el perfume del jabón, la fluidez y calidez del agua, son sensaciones que nos hacen sentir bien. El agua tiene su magia y conectar con ella, a niveles muy sutiles, es volver al hogar. Tiene sentido si entendemos que nuestra vida comienza en el vientre materno -un medio acuático- y la salida al mundo, aunque no la recordemos, permanece en nuestra memoria como la gran transfiguración. Con el nacimiento cambiamos de medio existencial. Es, con seguridad, nuestro primer shot de estrés. Por lo que implica este cambio, brindar experiencias placenteras de relajación en los primeros tiempos de nuestro bebé es vital para un desarrollo sano, para hacerlos sentir seguros. En este sentido, las rutinas cotidianas, como el baño, son momentos ideales para crear experiencias multisensoriales agradables y, a la vez, para tomarnos un tiempo de parar y acompañar, prestando atención a sus sentidos que de alguna …

«¡Mirame con los ojos, mamá!»

Un investigador acuñó hace un tiempo, a partir de diversos estudios, el concepto de la «amnesia para la automático». Y se refiere al nulo recuerdo que queda en nuestro cerebro, cuando nuestro cuerpo y nuestra mente están disociados. Cuando hacemos las cosas de manera automática sin voluntad ni presencia. En síntesis, cuando estamos pero no estamos. Parece obvio decir que la vida se construye a partir de la suma de los momentos vividos, y esos momentos se almacenan según cómo los estemos viviendo. Habitar las experiencias de cuerpo y mente presentes, provoca un mayor registro del recuerdo. Hay cientos de experimentos que demuestran que cuando no estamos con la mente donde está nuestro cuerpo, eso que estamos viviendo, no se guarda en el «hipocampo», la zona del cerebro más involucrada en la memoria. Además, habitar los momentos es clave para nuestra historia personal. Para la narrativa que nos contamos sobre nuestro caminar en la vida, y para la huella que queremos dejar.  Y el ser humano es hábil para detectar cuando el otro no está. …

Mi hijo el doctor

La maternidad llega y con un bebé en brazos, la casa se inunda de oxitocina y amor. Más que cabeza hay que poner corazón y cuerpo a ese pequeño ser que recién estrena mundo. Pero pestañamos y ese bebé que nos miraba embelesados hoy tiene 2..3..10 años. Y ahí, además de corazón y cuerpo (porque la demanda no decrece a medida que ellos crecen sino que cambia…-lo siento mamis aun embelesadas-), hay que poner un poco de pienso. Y la pregunta llega: ¿cómo quiero educar a mi hijo? Acá una pista que a nosotras nos resultó y ayudó a ver de manera distinta la educación y crianza, esa manera de acompañar a nuestros hijos. “Educar” viene del latín «educare» y quiere decir «sacar de dentro». Y eso es, al contrario de lo que aún se cree y sucede en aulas y hogares, no darle solo información a ese niño para que sepa y repita, sino preguntar y acompañar de manera apreciativa para que esa semilla que ya tiene algunas hojas se despliegue en su máximo …