¿Verano eterno o Clases ya?
Llegamos a fines de febrero. Los días se sienten largos, el aburrimiento de los más chicos va tomando temperatura y el tono de la casa se pone un poco denso, pesado. Así como en diciembre necesitamos romper rutinas, desordenar la vida y volver a lo más básico (abrazos mañaneros, miradas cómplices, risas y juegos sin horarios), a esta altura de febrero es normal que necesitemos poner orden al asunto. A pocas semanas del comienzo de clases, ya empezamos a escuchar algunas quejas. Madres cansadas y niños aburridos en tardes eternas que se despliegan más lentas que nunca. Para muchos la espera se hace larga y, para sentir que la acortan, salen derecho a comprar materiales escolares que les apacigüe -aunque en modo placebo- ese tiempo que parece quieto, inmóvil. Obvio que hay mamás que quieren más verano, sin horarios y actividades. Pero en la cola del súper, en la orilla de la playa y en las redes de cobranza, escuchamos a la mayoría pidiendo organización en sus vidas. Es que no es fácil, una además de …




