Fundación Canguro. “Lo que le hace bien a la infancia, le hace bien a la humanidad”
¿Hay algo que inspire más ternura que un bebé recién nacido? El deseo por mimarlo, protegerlo y cuidarlo con devoción, debe ser de los sentimientos que traspasa más fronteras, que nos es común a todos. Esa avidez por cuidar y arropar a los bebés, fue lo que sintieron las creadoras de la Fundación Canguro, quienes se unieron en una red de voluntarias -20 en un principio, hoy más de 150- para sostener, mirar, besar y aupar a los bebés abandonados del Hospital Pereyra Rosell. Estos bebitos podían pasar varios meses en el Hospital luego de nacer, sin ninguna razón médica que lo ameritara. Habían sido apartados de sus familias por la vulneración de algún derecho esencial y esperaban que un juez decidiera su futuro: si volver a su familia biológica o ser entregados en adopción. Si bien recibían atención en salud, no tenían a nadie que los estimulara, que les cantara, les diera besos o los mimara. Así que con el fin de darles lo que les faltaba, se formó la Fundación, con voluntarias dispuestas …