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Fundación Canguro. “Lo que le hace bien a la infancia, le hace bien a la humanidad”

¿Hay algo que inspire más ternura que un bebé recién nacido? El deseo por mimarlo, protegerlo y cuidarlo con devoción, debe ser de los sentimientos que traspasa más fronteras, que nos es común a todos.

Esa avidez por cuidar y arropar a los bebés, fue lo que sintieron las creadoras de la Fundación Canguro, quienes se unieron en una red de voluntarias -20 en un principio, hoy más de 150- para sostener, mirar, besar y aupar a los bebés abandonados del Hospital Pereyra Rosell.

Estos bebitos podían pasar varios meses en el Hospital luego de nacer, sin ninguna razón médica que lo ameritara. Habían sido apartados de sus familias por la vulneración de algún derecho esencial y esperaban que un juez decidiera su futuro: si volver a su familia biológica o ser entregados en adopción.

Si bien recibían atención en salud, no tenían a nadie que los estimulara, que les cantara, les diera besos o los mimara. Así que con el fin de darles lo que les faltaba, se formó la Fundación, con voluntarias dispuestas a regalar parte de su tiempo para brindar acompañamiento y muchos mimos las 24 horas del día, todos los días del año.

Para conocer sobre sus orígenes, su misión y los resultados que vieron en esos bebitos a partir del amor entregado, entrevistamos a María Soledad Vieytes, Vicepresidenta de la Fundación Canguro.

A grandes rasgos ¿qué hace la Fundación Canguro?

Intentamos impactar positivamente en la salud mental, crecimiento y desarrollo de los bebés que se encuentran en privación o inestable cuidado parental por diversas razones. Buscamos reducir los riesgos de su salud y los daños asociados a la privación del cuidado familiar, así como atenuar las consecuencias de la situación de hospitalización.

Por otro lado, procuramos complementar los cuidados físicos que brinda el equipo de salud con cuidados emocionales que brinda este proyecto, a través de sus “canguros”, a fin de lograr una salud integral.

¿Cómo fue plantear la propuesta en el Hospital? ¿Cómo reaccionaron el cuerpo médico y enfermeros/as?

Las reacciones han sido diversas, por lo que genera algo nuevo en las rutinas cotidianas institucionales. Lo que podemos decir es que si bien esperábamos ciertas resistencias, hemos venido trabajando la comunicación a fin de valorar en primer lugar la tarea de enfermería, que es insustituible por nosotros. Destacamos dicho trabajo como fundamental, a la vez que hemos construido en conjunto la posibilidad de complementarnos. A nivel del equipo médico, las reacciones han sido muy buenas, ya que todos nos ubicamos en el lugar de aprendientes con una experiencia que a todos aporta y nos permite visualizar el impacto en situaciones concretas que redundan en el bienestar de los bebés, en el clima de la sala, en la disminución del nivel de estrés de todos los actores involucrados en el cuidado de esos bebitos.

¿Cualquiera puede ser voluntario?

Son necesarias ciertas características que configuran lo que hemos construido como un “perfil” para ejercer un rol de cuidado emocional de bebés en situación de Hospital y de vulnerabilidad. Algunas de las virtudes que se asocian al “Perfil Canguro” son: tolerancia a situaciones de estrés, manejo de ansiedad, capacidad de empatía, entre otras. Entendemos que no todas las personas en todos los momentos de su vida, pueden estar disponibles emocionalmente para otro ser -demandante como es un bebé- y el fuerte impacto que supone estar en contacto con realidades sociales duras en las que nacen.

¿Cuáles son las realidades de esos bebés?

La mayoría tiene el alta médica, por lo que deberían estar en una familia, pero por razones de índole social, relacionadas a sus familias de origen, esperan una respuesta judicial.

Pertenecen a familias vulnerables con nivel educativo escaso, falta de apoyo en la red familiar y comunitaria, con fuerte impacto en la salud mental por haber crecido en la exclusión social; además, por lo general, viven vulneraciones en relación a la vivienda, accesibilidad a servicios de atención, indigencia, situación de calle, etc. Por todos estos motivos encontramos mujeres que delegan explícitamente el cuidado de sus hijos (adopción), o que lo hacen implícitamente yéndose del Hospital, expresando dudas, ambivalencias. También están aquellas que presentan un consumo problemático o adicción a sustancias psicoactivas, dificultades severas en salud mental, contextos familiares de violencia, gestaciones producto de violaciones o abusos, mujeres solas, etc.

¿Qué se percibe en los bebés que reciben afecto y contención?

Se identifica que crecen más rápido, aumentan de peso con más facilidad, cambian sus estados de ánimo. Entonces puede pasar que un bebé que dormía mucho, comience a estar más despierto. O uno que lloraba poco, comience a llorar y ser más activo, demandante de nutrición afectiva. Las señales de aceptación y rechazo, son más variables, dinámicas, y no repetitivas. Empiezan a mostrar los reflejos esperados cuando reciben estimulación a través del canto, de ser tocados, acariciados, aupados.

Lo que vemos es que hay indicadores de mejora en términos de la salud mental del lactante y de la salud física.  Por ende, son bebés que egresan del Hospital en mejores situaciones de salud a cuando no recibían nutrición afectiva. Tenemos resultados muy preliminares pero que coinciden con las investigaciones científicas en relación a la importancia para el cerebro y desarrollo del bebé, cuando recibe afecto y respuesta a necesidades emocionales.

El afecto es medicina. Más allá de las diferencias entre los bebés como singularidades, estamos convencidos que “lo que le hace bien a la infancia, le hace bien a la humanidad”, y que una sociedad habla de cómo es ella, de acuerdo a cómo recibe a los recién nacidos. ¿Qué quiere decir esto? Que si los recién nacidos nacen y son recibidos violentamente, quizás la sociedad hable de lo violenta que es; nosotros apostamos al sentido contrario.

Por Federica Cash

1 comentario

  1. Angélica Obes de Lussich says

    El tema me llega directo porque mi padre, pediatra neonatólogo ya fallecido, fue el creador y primer director del Centro de Prematuros del MSP cuando aún no estaba integrado al CHPR, y nos contaba que a veces después de luchar por salvar la vida de un bebé prematuro, generalmente hijo de familias carenciadas, cuando les daban el alta nadie los venía a buscar. En esa época el Consejo del Niño los entregaba en custodia a «cuidadoras» que en algunos casos los adoptaban.
    ¿Cuales serían los requisitos hoy día para ayudar en la Fundación Canguro? Tengo 73 años, hijos, nietos, soy jubilada con muy buena salud física y mental.

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