¿Jugás?
Es cierto que la maternidad llega con un montón de responsabilidades y quehaceres inevitables. Ya desde el embarazo hay que lavar la ropita con jabón neutro y plancharla, preparar el cuarto, pensar en las necesidades que tendrá ese nuevo ser… y más tarde el niño nos presenta una lista larga de desafíos vinculados a la crianza. Pero también es cierto que la maternidad/paternidad trae una enorme green card que nos permite hacer cosas que a nuestra edad, no nos permitiríamos de otra manera. Cuando hay un niño en casa (hijo, sobrino o niño prestado), nos permitimos jugar y experimentar como cuando éramos chicos. A través de sus ojos, gestos de asombro y alegría al experimentar cosas nuevas, nosotros redescubrimos sabores, olores y juegos que nos transportan a esa etapa que en la mayoría de los casos atesoramos como uno de los momentos más especiales de la vida. Si sos una mamá, papá, tía o abuela que a pesar de los años, disfruta de tirarse al piso a jugar… de ponerse una túnica y hacer enchastre …