El 90%
Mamá anónima, lectora de nuestro blog. Hoy me encuentro escribiendo de un tema que si bien toca a más gente de lo que se habla, es un tema del que poco se comenta ya sea porque genera incomodidad o porque no es fácil abrirse. Buscamos siempre darles lo mejor a nuestros hijos, la educación más alineada a nuestros valores, las actividades y deportes que sumen a su desarrollo, las celebraciones que merecen y que generan recuerdos imborrables. Buscamos, también, cómo lograr unas vacaciones inolvidables, paseos y experiencias en familia, salidas con amigos, programas diferentes, no queremos decirle que no a nada. Intentamos darle un estilo de vida similar a nuestros pares. Pero… ¿qué pasa cuando queremos darle todo eso, pero la realidad es que no podemos? ¿Cómo reaccionan las familias a las realidades económicamente adversas? ¿Estamos preparados para convertirlo en una enseñanza? ¿Cómo se transforma la vida familiar cuando pasa a «faltarnos» o como popularmente se dice, ya no llegamos a fin de mes? «Cuando hay, guardá para cuando no hay,» decía mi abuela. Para …