“Quiero!”: el Fill n squeeze
Cuando llegó Alfonsina me sentí una revolucionaria al descubrir en el mercado un chupete termómetro. Muy perfecto. Por supuesto, como en todo, llegué tarde al descubrimiento, luego de las primeras vacunas –con fiebre- y de algún que otro traspié de salud. Llegué luego de haber maniobrado varias veces con la beba para que no chillara cuando le colocaba el clásico termómetro en la boca o debajo del brazo. Con ese descubrimiento, pensé que ya nada podía inventarse para las nuevas mamás. Al poco tiempo, llegó Francisca. Para mi sorpresa, no solamente el tete-termómetro había desaparecido (por lo menos no lo encontré cuando quise reponer el de casa, que terminó en el baúl de los juguetes de Dra. Alfo), sino que di con una nueva invención: un termómetro que toma la temperatura en 2 segundos acercándolo al oído del niño y con un simple “click”. In-cre-í-ble. Ideal para todos esos pequeños traviesos que no paran de moverse. Entre tete-termómetro y termómetro de oreja pasaron menos de tres años. El mercado, como siempre, va mucho más adelante …