Yo te avisé (…cuando llega el segundo, el primero se transforma en la peor versión de Chucky)
La gente habla siempre cuando ve una panza. Si sos primeriza, en tono cómplice intentan darte alguna receta con la intensión de hacerte la vida más fácil. “El provecho no sirve para nada, ni pierdas tiempo”, “Cuando se paspe, usá maicena, acordate”, “mirá que la lactancia está brava, ¡comprate crema de caléndula YA!”. Durante el primer embarazo vas con la antenita parada por la vida, escuchás atenta las conversaciones entre madres y apuntás lo que te parece que en un tiempo podrá ser de ayuda. El resto lo dejás en tu spam pero sin borrar; porque nunca sabés. Cuando esperás al segundo hijo, la gente también habla, pero vos, más ducha, filtrás comentarios porque te conocés como mamá y sabés, por ejemplo, que todo bien con el extractor pero que si con el primero apenas tenías paciencia –o leche-, con el segundo vas a tener pereza y por más voluntad que le metas, te va a faltar tiempo. De todos modos, escuchás cada consejo y comentario con interés –en parte, por respeto a la criaturita …