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Katja Thomsen: «Pude cumplir más sueños en tierra oriental que viviendo afuera»

Foto: Ignacio Fonseca

Llegar desde Uruguay a la vida de la gran manzana, con sus brillos y ritmos vertiginosos, es un shock para cualquiera, pero mucho más lo debe ser para una niña de 19 años, mimada y cuidada con ahínco.

A esa edad, Katja Thomsen llegó a Nueva York con la ilusión de triunfar como modelo, tras haber ganado numerosos certámenes locales e internacionales. Arribó con su equipaje, dispuesta a instalarse en Manhattan e incorporarse a la prestigiosa agencia de modelos Elite Model Management, para llegar a la cima del mundo de la moda.

En el camino se chocó con una realidad dura e insensible, en la agencia y en el clima del apartamento que compartía con otras modelos. Pronto se dio cuenta que nadie cuidaría sus espaldas, que no tendría un hombro donde llorar y que debía hacerse fuerte por sus propios medios.

En su libro Mi vida como Modelo, recientemente publicado, Katja cuenta todo lo que tuvo que vivir para ganarse un lugar en una frívola industria. Y en estas páginas despliega también su historia de amor, que la acompañó en todo momento y fue el combustible para luchar por su sueño en momentos en que sentía que todo se le volvía en contra.

Lo que sigue a continuación es una entrevista a Katja, hoy abogada, casada con Santiago Scavuzzo con quien tiene 4 hijos -Francesco, Valentino, Paulina y Catalina-, y radicada actualmente en nuestro país.

¿Por qué sentiste ganas de escribir sobre tu vida como modelo en el exterior, 15 años después de haber vivido la experiencia?

En verdad lo comencé a escribir al regresar de París, a los dos años de haber vuelto a Uruguay. Mientras estudiaba la carrera de abogacía, una tarde me descubrí sin nada que hacer y me rebusqué hasta dar con una actividad productiva, ¡es que así soy yo! Valentino, mi primer hijo, era un bebé de año y medio y se encontraba durmiendo una siesta, y Francesco estaba a punto de nacer con lo que me dije: ¿a qué puedo dedicar este rato? Como toda la vida amé escribir, saqué mi computadora y empecé la historia del libro. Fue como un diario íntimo en diferido. Un refresca-memoria justo a tiempo, porque si me hubiera propuesto redactar lo que viví hoy en día, el 90% de los detalles se habrían perdido. Escribí una anécdota, al otro día continué con otra… y cuando quise acordar… ¡tenía un libro!

Después de haber trabajado en Nueva York, Miami y en Europa, ¿cómo definirías al mundo de la moda?

Como una dimensión en paralelo con el mundo real, donde casi todos los valores están al revés y es muy difícil triunfar sin sucumbir a las leyes de esa realidad sui generis.

¿Sentís que cuando volviste a tu país renunciaste a tu sueño?

No fue fácil aterrizar en este «otro» universo en paralelo, no te olvides que lentamente me fui adaptando a ese sub-mundo tan bizarro que se regía por sus propias leyes. Es decir que para mí no volvía a la «normalidad», la «normalidad» había quedado en Francia, en Alemania, en Emiratos Árabes. Mi sueño no lo dejaré de lado jamás y por ello sigo moviéndome en el mundo de la moda. Pero aquí he cultivado nuevos y diferentes sueños. La vida con mis hijos lo cambió todo. Pude cumplir muchos más sueños en tierra oriental que viviendo afuera, y en la balanza de la vida, creo que estos sueños cumplidos pesan mucho más que los que tenía cuando era solamente una modelo de elite.

¿En qué te cambió la maternidad?

En que me sacó del centro del mundo de manera irreversible. Me enseñó que no somos nosotras las que decidimos todo en la vida. Me enseñó a querer sufrir en lugar de otra persona, a estar dispuesta a morir por otro. Me enseñó el placer de ver una manito sucia de harina cuando unos ojitos te miran con ilusión y te cuentan que te cocinaron una pizza (cruda, ¿a quién le importa?). Me ayudó a ser mejor y a querer ser siempre más y más… por ellos.

En el libro hablás también de tu gran amor, ¿cómo se encuentran hoy con 4 hijos y tantos años juntos?

Muy enriquecidos por separado, como individuos y como dupla; porque las decisiones grandes las tomamos siempre de a dos. Hoy estamos dispuestos a divertirnos como nunca, como antes, como siempre, en esta nueva etapa de a 6 que estamos viviendo, en la que la apuesta y las exigencias son más altas que nunca antes. Pero las satisfacciones son exponencialmente más grandes y eso nos incentiva a ir por más, por mucho más como esposos, como líderes de esta familia, cada día.

Si alguna hija quiere seguir tus pasos, ¿qué le aconsejarías? ¿Te gustaría que lo hiciera o preferirías que se mueva en otro mundo?

Me da igual, así como no me molestaría que mis hijos varones lo hicieran tampoco. El problema sería que me voy a poner muuuy nerviosa si veo que están por cometer un error porque no sabría si opinar -sin que me lo pidan- o dejarlos tropezar para que recorran su propio camino. Eso sí, les aconsejaría que sean ellos mismos a cualquier precio y en todo momento.

De chica viviste experiencias duras, como irte a vivir sola a USA y toparte con todo tipo de personas, ¿en qué crees que eso influyó para ser quien sos hoy? 

En restarle importancia a las personas que se creen demasiado y a las cosas en las que a veces ponemos energía y no la merecen. Esas personas que se auto-consideran importantes y serias, a mí en el fondo me divierten porque me pregunto cuán aburrido debe ser jugar ese rol día a día, año a año y me cuestiono si realmente serán así o si tendrán ese lado más humano. Al hacer todas estas reflexiones una va perdiendo el miedo a la gente y eso me ha ayudado muchísimo en mi vida adulta para relacionarme de manera más abierta con las personas.

Por Federica Cash

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