Hay algunas cuestiones sobre la maternidad, para las cuales poco sirve prepararse, porque hasta que no estás en el baile, es difícil imaginar cómo moverse en ese ritmo que no podés rotular dentro de lo conocido. Esas mismas cuestiones, por difíciles de explicar, a veces ni se nombran. O se las nombra con generalidades a las que normalmente no le damos bola: “Vas a conocer lo que es el amor cuando tengas un hijo”… sí, es cierto. Pero llega y a medida que lo conocés, el corazón te explota distinto a aquella vez que –con suerte- elegiste a quien es su papá… o te dicen: “los hijos separan”… y decís “bue, puede ser…”. Sin embargo, no te importa porque aún no lo tuviste o capaz en tu caso no es así y con más suerte pensás… ¿cómo esa pelotita de amor va a traer riñas con mi marido?… Tiempo después, sucede que a las dos semanas sin dormir, en tu casa los techos vuelan. No sabés si es por esa misma pelotita de amor que se duerme en el medio de la cama y vos no encontrás posición, por el cansancio o por qué. Pero pasa. Y entendés que aquellas palabras de la tía abuela capaz no estaban tan desacertadas.
Sobre todas esas cosas invisiblemente reales se ha cansado de escribir la argentina Laura Gutman en sus libros, y tiene muchos. Pero hoy les quiero recomendar el último de sus trabajos que llegó a Uruguay: “La familia ilustrada”. Para quien escribe, la mejor de sus obras… no porque diga algo distinto, sino porque tuvo la brillante idea de recurrir a ilustraciones que a las mamás nos hacen identificarnos a morir. Y eso funciona.
La familia ilustrada tiene textos de Gutman que se suman a la sazón e ironía de las ilustraciones del diseñador gráfico y humorista francés Micaêl. Les dejo algunas frases de ella y algo del trabajo de él para que hagan boca. El libro se encuentra en librerías y es de la editorial Sudamericana.
Sobre el puerperio…
“Olvidarnos del puerperio es grave, ya que cualquier familia con tres hijos ha navegado la crisis puerperal durante ocho o diez años. Creo que no estamos valorando en su justa medida la riqueza de este tiempo que trae una gran apertura emocional y una conexión inigualable con las conexiones sutiles del alma. Que este período no sea social ni culturalmente reconocido, nos obliga a las mujeres a querer huir de este lugar invisible a los demás, creyendo que somos alguien en la medida en que trabajamos, ganamos dinero o somos reconocidas por el afuera”
Comprender al bebé…
«Si tenemos la intención de comprender al bebe, las mujeres nos encontramos entre dos opciones: o atendemos sólo los aspectos físicos y las necesidades inmediatas y concretas del recién nacido, creyendo que de eso se trata el “maternaje”; o bien nos sumergimos en el universo sutil del bebe, donde afloran sensaciones desconcertantes, con el riesgo de entrar en un nivel de conexión que nos puede llevar a vivencias desgarradoras. Comprender al bebe depende de la comprensión hacia una misma.»
La pareja…
«Las noches sin dormir y las estrategias para lograr que los niñitos duerman solos en sus cunas y durante muchas horas son motivo de peleas conyugales, ya que por supuesto, todos fracasamos: nadie duerme. Ni la madre ni el padre. Los ánimos se exaltan y los malentendidos tienen vía libre para desplegarse. Muchas parejas llegan efectivamente al divorcio después de uno o dos años sin dormir. Por eso, esta es una realidad con la gravedad suficiente como para intentar cambiar las cosas antes de que sea demasiado tarde. Todos podríamos dormir relativamente bien si permitiéramos que los niños durmieran con nosotros. ¿La vida sexual? En otro momento y en otro lugar. De todas maneras, mientras estemos peleando, culpándonos mutuamente por los magros logros en el dormir de nuestros hijos, tampoco habrá lugar para el deseo”.
Por Carolina Anastasiadis