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“Mi tarea es conectar a los libros con las personas, pero no en general sino en particular”

En El Pinar existe un maravilloso rincón de libros, cuidadosamente elegidos, que busca ser un espacio de exploración y promoción de la lectura, para todas las edades pero con acento en los más chicos.

Habiendo solo intercambiado unas pocas palabras, Elizabeth Casales, más conocida como Lisi, la creadora del lugar, “me sacó la ficha” y me enseñó un libro que me emocionó hasta las lágrimas. Muy femenino y cargado de sentido, dio vuelta página por página mostrándome la conmovedora historia de una madre y una hija adolescente, quien relata con amor, cómo son los días con su mamá, y sin ella, cuando va presa tras protestar por las leyes laborales de una fábrica textil en la que trabaja. La obra ilustrada es de la escritora y poetiza María Wernicke, y no tiene desperdicio. “Cuando estamos juntas”, se llama.

Esa dice ser su especialidad, hacer de puente entre libros y personas, no desde una generalidad sino desde la individualidad; encontrar qué moviliza a ese ser único para acercarle el libro adecuado, considerando su perfil, gustos y sensibilidades.

Dinámica nació hace varios años, pero hace solo uno que construyó su espacio para acoger a las familias que quieran acercarse. Tiene además una cafetería y un lugar especial para que los más chicos se acomoden en los almohadones y se internen en el fascinante mundo de los colores, los dibujos y las letras. Además de libros, hay actividades para todas las edades, y durante las vacaciones escolares -semana santa, de invierno y primavera- hay propuestas muy disfrutables para toda la familia.

Hace unos días me di una vuelta por allí y charlé con Lisi, para conocerla, descubrir cómo había llegado hasta ahí, y escuchar sus recomendaciones para leer con mis hijos.

¿Cómo comenzaste a vincularte con los libros?

Yo soy argentina, estoy viviendo acá desde el año 2000 cuando me casé con un uruguayo que me hizo pensar que era posible construir nuestra familia en este lugar. Me gusta la naturaleza y por acá la veo en todos lados. Encontramos una casita y al poco tiempo quedé embarazada de mi primera hija, Francisca.

Mi profesión no tiene nada que ver con los libros. Soy profesora de educación física. Y cuando me vine a vivir a este país creí que no tendría problema de trabajar de lo mío, pero me encontré con la novedad que en aquella época no era obligatoria la educación física en la educación uruguaya. Solamente la brindaban algunos colegios. Así que al principio fue muy frustrante, venía de trabajar muchísimo y con mucho éxito en Buenos Aires, y aquí no tenía en qué trabajar.

Empecé entonces a acompañar a Ernesto, mi marido, a su trabajo. Él trabajaba en la editorial Aula, especializada en libros vinculados a la enseñanza, y como no tenía nada para hacer leí todos los libros que allí estaban. Eran para docentes y a mí la didáctica y la pedagogía me gustaban, así que al cabo de un tiempo sabía un montón de los libros de la editorial. Cuestión que cuando la gente entraba a la librería y preguntaba por un libro, yo siempre sabía las respuestas.

Por tal razón el dueño de la editorial supo verme; él estaba por lanzar una revista que se llamaba “Niño en obra”, que aún se publica, y me invitó a trabajar con él, a coordinarla. Al principio estaba temerosa pero después me encantó. La revista va dirigida a maestros de nivel inicial, y primero y segundo de escuela. Trae artículos de todas las áreas curriculares con propuestas novedosas.

¿Y cómo comenzaste a vender libros?

Fue cuando se jubiló la vendedora de la editorial de Ciudad de la Costa. Al principio no me sentía capaz de hacerlo, no me llevaba bien con la palabra “venta”. Pero desde la editorial necesitaban a alguien que distribuyera los libros que los maestros y las instituciones compraban. La primera vez que entregué un libro, me pidieron otro, y otro. Así fue como cada vez que llevaba libros me pedían más, y de esta manera me volví “vendedora de libros”.

Al principio trabajé solo con los temas de enseñanza y aprendizaje, pero luego me empezaron a solicitar de otras temáticas. Le planteé el problema al dueño de la editorial pero él ya estaba con planes de jubilarse entonces me permitió abrir cuentas en las distribuidoras para cumplir con las demandas. En el 2007 abrí Dinámica, que luego se convertiría en este Espacio.

¿Y por qué le diste un lugar primordial a la literatura para niños?

Los niños son la tierra fértil para sembrar futuro, por tanto, en un primer momento sentí que por ahí debía circular la propuesta. Por este mismo tema, años atrás, fui desarrollando una búsqueda hacia la literatura de buena calidad y, encontré, con grata sorpresa, que las editoriales habían logrado irrumpir en las librerías con lo que se denomina hoy día Libro-Álbum. La mayoría de este tipo de publicaciones, se dirigía a los niños. Poco a poco, la edición de este tipo de libros fue ampliando su búsqueda y hoy día encontramos que también aparecen ediciones que incluyen a los adultos como destinatarios. Así que también desde el Espacio, abrimos un lugar para este tipo de publicaciones.

¿Qué considerás que brinda la lectura a los más chicos?

Posibilidades de soñar, imaginar, conocer, ampliar la mirada, identificarse. La buena literatura permite un despliegue en el horizonte de posibilidades que a veces, no se construye con la experiencia, dado qué, al ser pequeños, las vivencias suelen estar acotadas al entorno cercano.

Y dada tu experiencia como mamá y vendedora de libros ¿qué ejemplares sugerís acercar a los niños?

Dentro de las lecturas que marcaron nuestra historia, están las vinculadas a los grandes temas de la vida. En ese sentido recomiendo una colección que publicó Océano Travesía, escrita por Oscar Brenifier sobre grandes preguntas que nos hacemos a lo largo de la vida. El texto busca provocar, en interacción con las imágenes construidas por Jacques Després, el darse cuenta que no existe una sola manera de pensar. Las diferentes respuestas por más que sean opuestas, tienen sentido y son válidas en el contexto en el que se expresan. Otra lectura que todavía sigue trayendo ecos hoy en día, es la que hicimos de los Mitos griegos para niños; historias que tenían relación con la Historia, como Mil grullas escrita por Elsa Borneman que refiere a la bomba de Hiroshima, o El diario de Ana Frank. Natacha, el personaje de Pescetti; «Historia de Ratones» de Arnold Lobel (recomendadísimo para los pequeños de 3-4-5 años), los cuentos de Keiko Kasza, o «Sopa de Calabaza» de Helen Cooper.

Claro que todo lo que estoy contando son lecturas que existen hoy día pero que están publicadas desde hace más de 10 años en español. Sin embargo debo decir que hay publicaciones más recientes que no he compartido con mis hijas por la edad que tienen hoy, pero que las encuentro encantadoras ya sea por la fuerza de su historia o de sus imágenes. Destaco entre ellas a «Los fantasmas no llaman a la puerta» publicada por Algar, «Un regalo diferente» publicada por Kalandraka, «Cartas en el bosque» de Cuentos de Luz, «Haiku de Calibroscopio» y más…

Por Federica Cash

 

 

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