All posts tagged: abrazar

Vacaciones interruptus (en tiempos covid)

“Fuera de control” fue el título de una de las primeras columnas que hice para Mamás Reales hace casi 9 años. Alfonsina acababa de nacer y yo, que hasta el momento movía las perillas de cada una de las variables de mi vida (o eso creía), entendí -a pura resistencia y con el paso de los meses- que con un hijo las cosas escapan un poco de las manos. Y ya sabemos lo que a nosotras nos cuesta soltar… Escenas improvisadas del tipo… «es viernes de noche, ¿vamos al cine?» pasan al plano de la ciencia ficción cuando uno estrena rol mamá. Cuando uno es padre y hay otra vida atada a la propia, la consola se llena de perillas y la trama se complejiza tanto que ese iluso y simple “salir” se transforma en el resultado de una gran obra de ingeniería logística.   Entregas, trabajos o reuniones otrora importantes y sobre las que se podía prever un resultado positivo si se le ponía empeño, con la maternidad pasan a depender no solo del …

Una Mamá en tiempos de coronavirus

Me lavo las manos, desinfecto el teclado y con un alcohol en gel al lado del mate escribo este post. Esta vez no pongo música. Con mis hijas sin colegio, en una casa pequeña, ruido más ruido solo aumenta el caos. “Mamá, en los campamentos, ¿dónde se baña la gente y dónde hace pis?”, pregunta Alfonsina (de 6 años), totalmente desnorteada ante tanto cambio, pensando escenarios posibles a un tipo de vida que ella, por su corta edad, jamás da por sentada. No entiende mucho. Hasta ayer “la vida” era ir a clase 8 horas, club un par de veces a la semana, parque y amigos. Hoy la vida diaria es en casa, no sabemos hasta cuándo y ningún berrinche cambiará la situación. Ni suyo ni mío. Así que acepta, con la sabiduría de quien no hace juicios sobre lo mejor o peor –porque tampoco depende de ella decidir otro escenario-, porque vive en el ahora y ahora mismo puede respirar, jugar, comer y estar con su hermana y sus papás. Ni siquiera pediría más. …

Catando abrazos

Entrar en librerías es algo que disfruto tanto que intento moderar. Con los años descubrí algo muy simple y es que no sé entrar “solo a mirar”. No me controlo y temo que una entrada distraída pueda llevarme a la bancarrota sin darme cuenta. En uno de esos paseos literarios que me permito de vez en cuando (por suerte, por mi profesión, la mayoría de los libros me los mandan de regalo), me llevé tres libros que fui a buscar y otro chiquitito que se coló mientras esperaba apoyada en la mesada de la caja (un marketing que funciona al 1000% conmigo; en estos asuntos, me asumo débil). Cuando el señor hacía la cuenta, me puse a hojear el  “Abrazitos” (si, con Z). Y me lo tuve que llevar. Me pareció lindo tenerlo en una de esas mesas bajas de casa, a la vista de las visitas. Para ese fin me gustan los libros de textos cortos, esos que son para vichar mientras el dueño de casa va a la cocina a preparar el café. …