De mi madre heredé muchas cosas. Parte del carácter, algunos rasgos –aunque muchos dicen que soy igual a mi papá-, y también otras cosas que hubiera deseado dejarlas cuando me cortaron el cordón umbilical. ¡De mi madre heredé los problemas gástricos! Y creo que soy la responsable de que la panza sea también el punto débil de mi hija Alfonsina. Virus o rotavirus que anda en la vuelta, virus que se agarra…y nos agarramos.
Además del prominente lavado de manos cada vez que llega la temporada de los “colitis”, en estos dos años y medio de maternidad, descubrí las virtudes de los medicamentos “probióticos”. Por eso, a poco tiempo de la inauguración del verano y de que lleguen esos famosos virus “colitis” que tanto nos asustan, preocupan y ocupan a muchas mamás, nos pareció oportuno profundizar en esa palabrita que se ha puesto un poco de moda.
El término “probiótico” muchas veces se adjunta como virtud en publicidades de alimentos, pero pocos sabemos exactamente qué significa. Por esas mismas publicidades, generalmente lo asociamos a la panza, a la flora intestinal, a sentirse bien y lo relacionamos con esos “bichitos” de los buenos que están en esos yogures que tienen como función aumentar las defensas.
Pero los probióticos no solo están en esos alimentos que vemos en las revistas o en los avisos publicitarios, sino que se encuentran en medicamentos, en las dosis justas y estudiadas para restaurar rápidamente la flora intestinal y cortar a tiempo ese barrido gástrico que se genera por las diarreas causadas por virus estacionales y también luego de la toma de antibióticos.
Para contarles de qué se tratan los probióticos, qué alimentos los proveen, en qué casos sirven los medicamentos probióticos, y sobre la estrecha relación que existe entre la flora intestinal y las defensas, contactamos a la gastroenteróloga infantil Patricia Nacif, recientemente invitada por laboratorio Sanofi (para su probiótico Enterogermina®), a exponer sobre flora intestinal y uso de probióticos en niños.
¿Qué tan relacionado está el equilibrio de la flora intestinal y la inmunidad del niño?
Actualmente sabemos que la microbiota intestinal tiene un papel importante en nuestro sistema inmune y la flora bacteriana externa ayuda a la salud de este sistema.
La microbiota intestinal actúa en equilibrio con el sistema inmune a través de efectos:
Protectores: protege contra patógenos (“efecto barrera”).
Metabólicos: fermenta residuos no alimenticios digeridos.
Tróficos: contribuye al desarrollo y a la homeostasis del sistema inmune.
¿Cómo me doy cuenta que mi hijo tiene desequilibrada su flora intestinal y por lo tanto, no está con todas sus defensas?
Los signos y síntomas de un desequilibrio de la flora intestinal son muy variados, dado que la flora intestinal es un ecosistema complejo. Un desequilibrio de la microbiota no solamente se ve reflejado en una diarrea. Actualmente se está estudiando su relacionamiento con diferentes enfermedades, tales como estreñimiento, diarrea, alergias (respiratorias y cutáneas), obesidad, enfermedad inflamatoria intestinal, etc.
¿En que situaciones comunes de la vida del niño entra en riesgo ese equilibrio de la flora intestinal?
Frente a enfermedades banales del niño y otras más serias se produce un desequilibrio de la flora intestinal. Por ejemplo diarreas, estreñimiento, diarreas por antibióticos, sobrecrecimiento bacteriano etc.
¿Por qué los profesionales recomiendan reestablecer la flora con un medicamento probiótico y no con un alimento que sepamos que contiene probióticos?
Es recomendable el uso de probióticos con eficacia comprobada, a las dosis apropiadas para el manejo de la gastroenteritis aguda como complemento de la terapia de rehidratación oral. Los probióticos son útiles para disminuir la duración de la diarrea aguda por rotavirus y para prevenir la diarrea asociada a antibióticos.
Los probióticos naturales están en la alimentación de todos los días, se encuentran principalmente en lácteos, derivados lácteos, vegetales fermentados, aceitunas, cereales, productos cárnicos y pescados fermentados. Pero estos probióticos naturales tienen como limitante que la mayoría necesita cadena de frío y tiene una vida media limitada. Además poseen baja cantidad de microorganismos por lo que tienen poca eficacia terapéutica y no son resistentes a los ácidos gástricos y a la bilis.
Hablamos de probióticos en niños, pero ¿es posible aplicar esto mismo en adultos? ¿Y en embarazadas se puede utilizar el mismo medicamento?
Es posible usarlos en adultos y no tiene contraindicaciones en el embarazo.
Con ánimos de prevención, ¿cómo lograríamos que nuestros hijos mantengan una flora intestinal sana?
- Evitar azucares refinados
- Incluir proteínas animales y vegetales sobre todo de hoja verde
- Consumir alimentos ricos en fibra
- Tomar abundante agua
- Consumir alimentos con probióticos (yogures, leche fermentada) y prebióticos (espinaca, cebollas, plátano, etc.)
- Evitar el uso de antibióticos, si no está indicado por el médico.
- Evitar el exceso de asepsia (limpieza compulsiva, abuso de jabones y de productos de limpieza)