Hace unos años, antes de ser mamá, me tocó hacer una nota que era una especie de “galería” de madres famosas. A ellas, mujeres de distintas edades y en diferentes momentos de su travesía, les mandé algunas preguntas disparadoras para inspirarlas en la creación de un texto que reflejara su vivencia de maternidad. Entre desafíos, dificultades, aprendizajes y experiencias divertidas, todas, absolutamente todas, coincidían en algo (incluso algunas lo ponían con las mismas palabras)…: “ser mamá, te hace ser mejor persona”. En el momento no entendí por qué. Me parecía una exageración incoherente… ¿cómo un hijo te iba a hacer mejor persona? También pensé que hablaban un poco “para la tribuna”, dado que sus respuestas se harían públicas.
El tiempo pasó, y con la maternidad ya instalada en nuestras vidas, estas Mamás Reales hemos tenido charlas varias sobre esas cositas que cambiamos al ser mamás; y lo cierto es que la mayoría están afín con esa “mejora” de nuestra persona. ¡Ojo! ¡acá no hay madres cracs!… somos bien “reales” -como dice nuestro nombre-, orgullosamente imperfectas. Pero es cierto que no somos las mismas que hace algunos años atrás.
Ser madre te hace revisar tantas cosas, que al final -o al principio- empezás por mejorar muchos aspectos de tu vida… desde algunos muy visibles (como la alimentación o las rutinas y horarios) a otros más invisibles pero tremendamente importantes, como tus formas de decir y hacer.
Si de soltera te arreglabas con unos panchitos con arroz, una pasta o un buen delivery, cuando tu hijo empieza a comer, a partir de la listita que te sugiere el pediatra, cambia tu lista del supermercado. De buenas a primeras, se cuelan algunos alimentos que antes te resultaban imposibles, como el hígado (“gran fuente de hierro”), entre otros.
Te hablan de los índices de obesidad infantil y te trauman. Tratás de inculcarle la actividad física al niño desde pequeño para que la incorpore como hábito y no le cueste tanto como a vos el día que toca arrancar para el gimnasio. Los programas al aire libre recobran sentido con hijos que disfrutan de las hamacas, del zoológico o de la visita a una chacra a ver animales… y así tu vida, de a poco, empieza a ser un poco más “sana”, más verde, más simple.
Pero además del cambio de menú, del destino de los paseos y de los horarios de tu casa -que ahora amanece 6.30 am, domingos incluidos-, tal vez lo más relevante es lo que cambiás en tu cabecita o lo que tratás de cambiar de tu carácter. Hay algo muy exigente en esto de ser mamá y es esa constante revisión a la que te llevan ellos; sabés que te están mirando y estudiando de cerquita…
¿Cómo se le pide a un niño que deje de gritar, gritándole? ¿Cómo podemos decirles que coman despacio y concentrados cuando nosotras comemos hablando por teléfono o respondiendo algún mensajito de whatsapp? ¿Cómo hago para enseñarle a cuidarse si yo no me cuido?
Se cae de maduro que la coherencia es vital para poder transmitir bien, que si vivimos como pensamos el mensaje llega clarito ¡así de fácil!… ¡o así de difícil es!
Y es por este enorme desafío que llega con un hijo que nos sumamos al #MovimientoSaludable (de #Lactacyd), que sugiere cambios en nuestras rutinas que invitan a cuidarnos, a querernos y a valorarnos, porque en definitiva y volviendo a la cuestión inicial, la maternidad -en la gran mayoría de los casos- nos lleva a mejorar nuestra versión.
¡Ahora contanos qué hábito cambiaste desde que sos mamá para participar de un año entero de uso del jabón femenino #Lactacyd y así conocer tu mejor versión!
Estoy embarazada y el mayor cambio que he hecho hasta ahora es comer más sano, a pesar del hambre voraz que siento!! Siempre intento comer bien y que lo no tan sano sea la excepción, porque también las tiene que haber!
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Soy mama de una beba de casi 2 meses y siempre desde que estoy embarazada repito la frase un bebe te cambia, te hace madurar, te hace mejor persona… Ademas de los habitos de comer sano o adaptarse a una rutina con horarios estrictos, a siempre tener todo en orden creo que el mayor cambio viene desde adentro. Pase de ser muy sencible y que todo me afecte mucho a que hoy no sea tan asi, despues de ser mama me di cuenta que hay cosas que no merecen la importancia que les daba, ya no me afecta todo como antes. Por ejemplo una simple discucion, un golpe, etc. Hoy es todo por y para mi familia. Me siento mas madura y responsable, creci en todos los sentidos.
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Ser mamá me hizo ser mucho más paciente y flexible, pero fui aprendiendo a los ponchazos. Mi nena no durmió seguido hasta los dos y medio, se despertaba cada dos o tres horas y eso me ponía de muy malhumor. Sin embargo, de a poco aprendí que a pesar de la falta de sueño, igual funcionaba, y que si mi hija me llamaba y se desvelaba, por algo era. Con más de dos años y medio ya duerme mejor, aunque tenemos noches de desvelos y despertares, pero ya los acepto con tranquilidad y me consuelo pensando en la hermosa personita que se está convirtiendo.
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Hola! creo que la transformación más importante es la revalorización de la vida misma, agradecer día a día que tu hij@ exista y sonría!! la escalera de prioridades intercambia escalones y lo que antes parecía primordial ahora ocupa un lugar muy por debajo de todas las aristas y roles de madre….desee, busqué y esperé mucho a nuestro bebé…pero creo que nadie se imagina lo que empieza cuando te lo dan en la sala de parto o quirófano. Un hij@, si es deseado te potencia, te reinventa y enriquece de una manera tal, que el dar amor es tan tan natural como respirar, ni más ni menos.
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Yo aprendí a andar más tranquila. A tomarme el tiempo que el necesita para acompañarlo dia a día. Me siento a su lado a disfrutar de mi tarea de madre. Leerle libros, dibujar juntos, contarle cosas, escucharlo. A veces simplemente lo acompaño sin hacer mucho. Entendí que cada acto mío es un aprendizaje para el y disfruto enormemente de acompañarlo en el camino.
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Aprendi a cocinar, reinventarme en la cocina y disfrutarlo al maximo con ellos.
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Soy mamá de dos niñas de 3 y 1 año y los cambios en mi persona han sido brutales!! Desde los embarazos me acostumbré a comer fruta todos los días…y a desayunar!!! Creo que mis hijas me hicieron mejor persona porque aprendí a ponerme en los zapatos de otro, a ver el mundo desde otra perspectiva. Entendí que son las cosas sencillas las que nos hacen felices!! Eso lo veo en cada sonrisa que me regalan!! Disfrutar de cada momento que podamos compartir con ellos es lo mejor…eso no tiene precio 🙂
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