María José Soler es Psicóloga hace muchos años y si bien siempre sintió su profesión como una vocación, fue a partir de un Doctorado que hizo en Buenos Aires sobre Psicología Positiva, que se deslumbró.
En esta rama de la psicología encontró palabras que toda la vida le habían interesado y resonado, pero que la psicología del siglo XX -por distintas influencias- había dejado de lado, como “las virtudes”.
“Cuando leí el primer libro de Martin Seligman, uno de los fundadores de la Psicología Positiva, “La auténtica felicidad”, sentí que había encontrado lo que venía buscando. La psicología del siglo XX se había focalizado principalmente en ver qué enfermaba al hombre y cómo curarlo, pero no en ver qué hacía feliz al hombre y así desarrollar su bienestar. La Psicología Positiva tiene un enfoque más hacia la salud que hacia la patología, y hace énfasis en las fortalezas que son tan importantes como las debilidades humanas”, dice María José.
En esta entrevista hablamos con ella para saber qué hizo en nuestro país con lo que aprendió y nos cuenta cómo podemos aplicar algunos conceptos de esta disciplina en casa, para que nuestros hijos se encuentren con sus virtudes y las desarrollen.
¿Por qué es bueno que nuestros hijos desarrollen sus fortalezas?
Aristóteles decía que cuando una persona desarrolla una virtud crea una armadura contra los embates del medio ambiente y contra las debilidades de su temperamento. Desarrollar virtudes es desarrollar fuerzas.
Como padres ¿cómo podemos lograr que nuestros hijos desarrollen sus virtudes?
Como en todo, el ejemplo es el mejor predicador. Los hijos aprenden del ejemplo. Luego, yendo a lo concreto, cuando son muy chiquitos uno debe educar en el hacer, ordenando su mundo, guiándolo, y así se van incorporando las primeras virtudes. Cuando están en edad preescolar es importante que desarrollen el orden y el mínimo de autocontrol, porque estas dos virtudes posibilitan que después, en la escuela, ese niño ya tenga los hábitos básicos para poder regularse en un proceso de aprendizaje y convivir con los demás.
Hoy en día se ve a muchos padres que no estimulan suficientemente el orden, lo vemos en las rutinas. Es muy importante que un niño disfrute de los hábitos de rutina, que esté en un mundo previsible, porque el orden exterior le da orden interior. Un niño que se cría sin reglas estables, sin una mamá congruente o previsible, sin horarios, se cría en la inseguridad. Un entorno ordenado, reglado y previsible es una de las necesidades básicas del niño.
¿Y qué cambia cuando van creciendo?
A medida que el niño va creciendo se va empezando a educar en el pensar. Ya se le puede explicar lo que le hace bien o mal. Si uno como padre es cercano a edades tempranas y logra diálogos con profundidad, en la adolescencia eso se nota, hay mucha más capacidad de análisis. Cuando llegan a esas edades uno ve claramente si se le dio criterio, o no, si interiorizó la norma. Todos somos estrellas que podemos brillar con luz propia, pero para eso antes hay que hacer un proceso educativo y un trabajo integral de formación en virtudes.
¿Cómo se aplica la Psicología Positiva?
Para aplicarla se creó un manual de diagnóstico, opuesto al manual de enfermedades: una clasificación de virtudes universales y fortalezas que mide cómo se manifiestan hombres y mujeres. Se clasificaron seis virtudes universales que han sido destacadas a lo largo de la historia -Conocimiento y sabiduría, Coraje, Humanidad, Justicia, Moderación y Trascendencia- y a partir de ellas, se identificaron y agruparon 24 fortalezas de personalidad o 24 maneras de vivir estas virtudes.
¿Qué hiciste con estos nuevos saberes en Uruguay?
Al ver que todo esto estaba inexplotado acá, con un grupo de amigas, colegas y profesores, decidimos crear un programa para desarrollar a través de talleres, todas estas fortalezas de personalidad, principalmente en jóvenes. Llamamos a esa organización “Jóvenes Fuertes”.
¿Y cómo se implementan esos talleres?
Hicimos un plan que llamamos “Creciendo fuertes”, un plan a tres años donde el chico recibe un taller mensual de cada una de estas fortalezas de personalidad. Luego de 15 días de cada encuentro, vamos de vuelta al centro educativo y les proponemos a través de situaciones concretas, que lleven esa fortaleza a su vida cotidiana. Por ejemplo, hoy en día los padres están súper preocupados por el mal uso que se hace de las redes sociales, entonces en un taller trabajamos la fortaleza de la “prudencia” y cómo desarrollarla para manejar -en este caso- las redes.
¿Hacia qué edades están dirigidos estos talleres?
Los programas los empezamos haciendo para adolescentes, después para más grandes, y luego los extendimos a padres que acudían a nosotros para hablar sobre sus inquietudes con respecto a lo que vivían sus hijos; problemas en el desarrollo de la empatía y la compasión, redes sociales, bullying, entre otras problemáticas. Trabajamos a nivel institucional en algunos centros educativos y a nivel privado, con papás.
Por Federica Cash
Hola! Quiero contarles que me enganche con ustedes cuando mi hijo menor estaba más chiquito, luego me fui quedando y me gusta mucho el abordaje que le dan al blog.
Sugerencia, dejen algún lugar o dato que permita contactar a los entrevistados. Ya me pasó con Gallo Pinto y ahora con los talleres de psicología positiva, me quiero comunicar y no sé cómo.
Saludos!!
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Hola! Gracias por tus comentarios!
Escribiles a la página de Jóvenes Fuertes. Gracias por la sugerencia.
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