En esta época del año, no sé si el tema es psicológico o biológico, pero la mayoría de las personas andamos arrastrando las piernas del cansancio para llegar a todos lados. En casa, las levantadas cuestan cada vez más, empezando por mí; y a este estado de extenuación se le agrega los compromisos de fin de año, la “locura” de diciembre, y los regalos de Papá Noel y Reyes Magos que suelen quedar para último momento -me animo a decir que en las casas del 90% de los uruguayos-.
Sin embargo, podemos intentar mantenernos por fuera de la ola que nos lleva a estar “al palo” y entrar de a poquito en el clima navideño, que aunque no se viva desde lo religioso, siempre es una buena oportunidad para reunir a la familia, agradecer por lo bueno del año, y también por lo malo, como oportunidad de aprendizaje.
Para bajar la pelota al piso, me vine a la librería del Pinar “Espacio Dinámica”, a tomar un capuccino, comer una rica medialuna rellena y elegir libros para sugerirles para sus niños -y buscar para los míos- en estas fiestas, ¡hay tanta cosa linda!
Abrazo de Oso es un libro de Susanna Isern, con ilustraciones de Betania Zacarias. Es la historia de una amistad conmovedora entre una niña y un oso, situada en el norte, “donde las visitas de sol son fugaces y las noches de luna y estrellas, eternas”.
La niña encuentra a un osito pequeño perdido entre los “mares de hielo” y decide llevarlo a su casa mientras buscan a su mamá. Los días van pasando y su relación se vuelve muy estrecha hasta que algo sucede y el Oso, que ya es grande, debe partir.
Recomiendo esta historia de amor con imágenes conmovedoras, palabras sencillas que van directo al corazón de los niños, y no tan niños.
¡Yo Pienso, yo soy! es un libro de Louise L. Hay, que busca enseñar a los niños el poder de sus afirmaciones. Contado de forma colorida y simple, invita a cambiar los pensamientos tristes (negativos) por afirmaciones positivas.
Como primer pensamiento, el libro sugiere invitar a nuestros niños a mirarse al espejo y decir: ¡me quiero a mí mismo!
Abuelos. ¡Esta obra de Chema Heras y Rosa Osuna es de las más tiernas que hay! No sé si será por el cariño que me despiertan los viejitos o porque no se suele hablar del amor a estas edades, pero es una belleza.
“Una tarde de primavera estaba el abuelo trabajando la huerta cuando vio llegar un coche que anunciaba: ¡Esta noche habrá fiesta en la plaza del pueblo! ¡Venid todos a bailar con los mejores músicos del país!”.
El abuelo quería ir pero la abuela se sentía vieja y fea. La historia se desarrolla entre todos los aprontes que quiere hacer la abuela para embellecerse, y el abuelo manifestándole su amor incondicional y eterno, una y otra vez.
Recomiendo este libro para niños y adultos, que nos invita a mirar la vejez con naturalidad y ternura.
El espejo en la casa de mamá y el espejo en la casa de papá es ideal para esta época. Porque lejos de hablar de la familia tradicionalmente constituida, habla del daño que le podemos hacer los papás a nuestros hijos si elegimos mantener nuestra familia unida sí o sí, a pesar de gritos y peleas.
El libro propone un juego de palabras y formas, donde la protagonista cuenta que tiene dos casas –la de su papá y la de su mamá, cuando finalmente deciden separarse-. Habla de la unión para toda la vida, al estar ella entre ambos. Un libro realista contado desde la fantasía, que invita a disfrutar de dos casas y una familia dispersa, que ella disfruta y agradece.
Por Federica Cash