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De papis y mamis millenials -y sus hijos-

Los padres de hoy son una raza nueva. Tienen características muy diferentes a las generaciones anteriores, un poco porque el mundo así lo exige.

Marianella Ciompi*, Psicóloga clínica, nos cuenta aquí sobre los padres y madres millenials (aquellos que nacieron a partir del año 1982, hasta mediados de los años 90′), de cómo cuesta situarlos en la clásica clasificación de estilos parentales, sencillamente porque la base vincular con los hijos ha cambiado. También hablamos de sus fortalezas y debilidades, y de cómo estas particularidades repercutirán en quienes en unos años, se harán cargo del mundo.

¿Qué cambios ves en los estilos parentales desde hace un tiempo hasta acá?

Siento un profundo cambio entre mi generación y la siguiente, hay un salto demasiado grande en lo que eran los estilos parentales tal cual los habían estudiado. Hay una clasificación que ya no se percibe tanto porque ha cambiado mucho el estilo de padre, no el estilo parental, sino en cómo llegamos a esto de ser padres. Hay un camino que recorrieron nuestros padres que nosotros no recorrimos, y mucho menos la generación siguiente. Ha cambiado el estilo del vínculo, el cómo yo conceptualizo a mis hijos. La clasificación de estilos parentales en cierta medida ha quedado obsoleta, porque hoy se valoran otras cosas que antes no se valoraban, se priorizan otros aspectos que nosotros no priorizábamos. A mí me encanta trabajar con padres millenials, creo que tienen muchas cosas para aportar a la generación anterior y muchas para aprender de nosotros.

¿Cómo definirías a estos padres millenials?

Llevan el rol paternal metido adentro con mucha responsabilidad, algo que a veces no se ve a simple vista. Tienen mucha flexibilidad, lo que brinda cercanía. Es la generación del consenso, de la negociación. Lo que sucede es que a veces en esa búsqueda se les va la mano, y todo pasa a ser negociable cuando hay cosas que no deberían serlo.

Por otro lado, son más aprensivos y controladores. Y esta dependencia que tienen hacia las redes, ayuda a que puedan controlar más a sus hijos; sin embargo, no está bueno educar desde el miedo. Es cierto que el entorno es menos seguro que antes pero al mismo tiempo es necesario apostar a que lo que uno siembra en los hijos, arraiga. Esto a los millenials les cuesta.

Además por el hipercontrol, existe muchísima más sobreprotección, lo que genera problemas para adaptarse al jardín de infantes. Los padres de hoy tienden a pensar que las maestras no son lo suficientemente cariñosas, por eso sus hijos no se quieren quedar con ellas. Sin embargo, el jardín es para socializar, el hijo de uno no es el único allí, hay otros con los cuales compartir; a estos padres un tanto aprehensivos les cuesta comprender que la maestra además de su hijo tiene otros 15 chicos más a cargo.

Por otro lado, hoy por hoy, estamos formateados para ver los resultados rápidamente; sin embargo en la vida familiar esto no se puede; uno no ve el producto enseguida, con los hijos uno apuesta, invierte, siembra. La educación en valores y costumbres que queremos que arraiguen en nuestros hijos lleva tiempo, una realidad que a los papás jóvenes les pesa.

¿Cómo repercute esta nueva educación en los niños?

Las repercusiones se están empezando a ver con claridad en el mundo laboral. Estos padres no quieren educar a sus hijos para ser empleados. El prestigio que generaba ser parte de una empresa toda la vida, ya no se siente. Y en estas nuevas formas laborales en las que se trabaja cada vez más en equipo, es importante aprender a escuchar otras ideas diferentes de la mía, otras modalidades y tiempos; y para estos niños sobreprotegidos y con baja tolerancia a la frustración, es un golpe tras otro.

Por más de que aparezcan nuevas formas laborales hay cosas que nunca van a estar en extinción: la tenacidad en el trabajo y la perseverancia. La baja tolerancia a la frustración así como la falta de autonomía, nos hacen más rígidos en un mundo que exige cada vez más flexibilidad. El niño que no se sabe frustrar cree que tiene derechos porque en su familia le allanan el camino constantemente, y cuando sale al mundo real el golpe que se pega es grande.

Y volviendo al inicio, ¿cómo se clasifican los estilos parentales?

Se toman dos elementos en consideración, uno es la disposición –en donde se encuentra el amor, la capacidad de estar y de brindar afecto-; la función que llamamos nutritiva. El control y la exigencia forman parte del otro elemento. Aquí entra en juego la puesta de límites, y sobre todo el cómo se ponen esos límites. Tomando en cuenta estos dos aspectos se llega a la siguiente clasificación:

+Padre/madre autoritario recíproco: Son muy exigentes y tienen poca disponibilidad. Dicen frases del tipo: “En esta casa mando yo”. Cada vez quedan menos padres de este estilo.

+Padre/madre autoritario represivo: Tienen alto grado de control y baja disposición a la repuesta. Sigue habiendo pero quedan muy pocos de este tipo.

+Padre/madre permisivo: Tienen bajo control sobre sus hijos pero mucha disponibilidad.

+Padre/madre permisivo negligente: Tienen bajo tanto el control como la disposición.

Creo que por sobre los diferentes estilos parentales, importa que las necesidades emocionales de nuestros hijos estén cubiertas. Me refiero a cosas como el apego, el sentido de competencia -conocer cuáles son mis capacidades y debilidades-, de autonomía, el juego espontáneo y libre, y los límites, que son la única manera de aprender de autorregulación emocional.

Por otro lado, es muy positivo que los chicos se críen entre estilos distintos. Los niños necesitan convivir con estas diferencias para aprender que hay variadas maneras de estar en el mundo y que se puede ser feliz de diversas formas. Esta posibilidad, es una escuela para la vida, ya que no siempre se va a lidiar con un mismo estilo.

*Marianella Ciompi es Psicóloga Clínica; está casada y tiene cinco hijos. Desde siempre se ha interesado mucho en la formación de los padres como principales educadores de sus hijos. Hace años que se dedica a esta tarea, brindando talleres y conferencias en distintos países del continente.

Junto al Dr. Alexander Pike y la Psicóloga María José Soler escribió el libro “Hijos con personalidad, raíces y alas”, que lleva numerosas reediciones. A su vez, trabaja como Encargada de padres del Preescolar Our Kids de Montevideo, y está embarcada en varios proyectos más de esta índole.

Por Federica Cash

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