…así es la Naturaleza y lo descubrí con la maternidad. Te sorprende al principio con esas dos rayitas luego de un mes con más puntería que tiros. Al tiempo ves en la pantalla de la eco un puntito que late, y tú que no estás haciendo nada más que viviendo. De hecho te sentiste tan mal que a gatas comiste …o sólo comiste pan. Y crece porque «la Naturaleza es sabia», pasan 6 meses y esa panza que era un agua viva extra large ahora es redonda y de embarazada. Ya te dejan pasar en la cola del súper. La Naturaleza es sabia porque eso ocurre justo cuando más pesada te sentís.

Meses después te das cuenta que metiste 20 kilos pero bajaste 25 en base a una buena lactancia. Ahí agradecés esa sabiduría y tanta perfección. Aunque capaz que la parte que más te sorprende es que al ratito de parir, tu cuerpo ya esté generando alimento para ese crío. Increíble. También te asombrás al ver que de un día para otro pasás de ser un oso que no puede parar de dormir, a alguien que se despierta ante cualquier cambio en la respiración de esa pequeña cosita que duerme al lado.

Hasta ahí sentís que la Naturaleza es perfecta. PERO…llega el primer verano sin lactancia, y…

El asombro hacia esa perfección natural de las cosas se te cae al piso cuando, en esa piscina del club, notás  que el corpiño  del bikini este año debería ser XS y no L…pero estás recién estrenado temporada, no tuviste tiempo para ir de shopping y elegís disimular el vacío de esa tela que está tapando nada, hasta que en un paneo en la piscina das con la mirada atenta (y llena de empatía)  de esa otra mujer que ya parió  y ya la pasó. Que ya no juzga ni la celulitis ni la panza arrugada y mucho menos esa parte de tu cuerpo que antes lucías con orgullo porque estaban altas, más o menos rebosantes y que este verano…pos lactancia (s) quedaron resecas. Como dos pasas. Pero sin gusto a nada. Puede que sea la excepción a la regla, pero para mí, esto solo confirma que la Naturaleza es CASI sabia.

Por Carolina Anastasiadis