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Los grandes retos de las familias ensambladas

En esta época de transformaciones y cambios, la conformación de las familias también ha mutado. El modelo tradicional de mamá, papá e hijos ya no es el único que se ve por las calles y quizás tampoco sea el más predominante.

Con el divorcio socialmente aceptado, familias enteras se unen en una familia ensamblada apostando nuevamente a la convivencia. Pero esta vez papá y mamá no están solos, cada uno trae hijos que se deben adaptar a un nuevo hogar con características determinadas y con una pareja del papá o la mamá que ellos no eligieron.

Para entender los enormes desafíos que tienen las cada vez más comunes familias ensambladas, hablamos con Nuria Masjuan, Magister en Psicología Clínica, especializada en Orientación Familiar Sistémica.

¿Cómo describirías a las familias ensambladas?

Creo que las familias ensambladas son un triunfo del optimismo sobre la experiencia. Porque una persona que atravesó un divorcio -que suele ser una experiencia que implica mucho estrés- vuelve a apostar a la familia a pesar de lo vivido. A quienes se animan, siempre les digo que son unos valientes, porque las familias ensambladas son un gran desafío que requiere de mucha paciencia, amor y tolerancia.

¿Cómo se puede lograr un funcionamiento exitoso en una familia ensamblada? ¿Qué es importante considerar?

Primero, aceptar que una familia ensamblada es más compleja que la de la primera vuelta. A veces está la ilusión de que la familia ensamblada sea todo paz y amor. Por ejemplo la adolescencia de los hijos es muy difícil en cualquier familia, si además se da en una familia ensamblada, puede tener algunas vicisitudes delicadas. ¡Ya con los propios es un lío bárbaro! Para que haya armonía es imprescindible respetar los espacios y los tiempos de cada uno, lo cual no es nada fácil. Más cuando están los tuyos, los míos y los nuestros.

Yo siempre les digo a quienes vuelven a confiar en la convivencia que son muy guapos. Porque es relativamente fácil dejar a los niños en casa y tener una relación con «cama afuera». Se ven los fines de semana, cuando los hijos le tocan al otro y están eternamente de novios. El desafío de una familia ensamblada es formar una nueva unidad, que no niega a las dos de origen pero que constituye una estructura en sí misma. La situación es completamente distinta si son viudos, porque no hay padres biológicos. El padrastro o madrastra únicamente pueden tomar el lugar del padre/madre biológico si éste no existe. A los padres biológicos hay que reconocerlos aunque estén lejos, no se pueden ningunear. Lo que no quiere decir que no se pueda lograr una excelente relación con el padrastro o madrastra, aunque en la tradición siempre sean los malos del cuento, prejuicio que hay que trabajar. Además los hijos suelen tener la fantasía de volver a reunir a sus verdaderos padres, como es comprensible. Por lo que el lugar del nuevo esposo/a es una amenaza para esa ilusión.

Considero que lo que tiene que ver estrictamente con la disciplina y los límites debe dejarse en manos de los padres biólogos, aunque cueste, porque es una cuestión muy delicada. Sin embargo, los padrastros y madrastras no pueden ser un cero a la izquierda en la familia, hay que tener mucho tino y tranquilidad para aceptar que no conviene interferir en determinadas cuestiones, pero sí podemos exigir respeto.

Cuando en la convivencia los chicos de uno de los padres tienen valores o actitudes distintas al otro miembro de la pareja, ¿cómo se trabajan estas diferencias?

Considero que no hay que precipitarse a la convivencia en la familia ensamblada. Los padres tienen que acordar muchas cosas antes. Estos acuerdos que se deben dar incluso en las familias que no sufren rupturas, son más difíciles de lograr en las familias ensambladas. Cada familia tiene su cultura y es un desafío enorme unir dos culturas. Es desafiante unirse en pareja, imagínate acoplar dos familias.

Además, los chicos muchas veces se sienten con las lealtades divididas, temen decir algo del papá o de la mamá sin lastimar, o llevarse muy bien con el esposo/a del progenitor. Por ejemplo, suele pasar que cuando el chico vuelve de estar con el padre, cuando la madre le pregunta cómo le fue, no responde demasiado. Van aprendiendo a ser reservados.

Si alguno de los chicos tiene un problema puntual, ¿cómo se aborda desde la Psicología Familiar Sistémica?

No se trabaja solo con lo que le pasa al chico en particular, como lo hace el psicoanálisis por ejemplo, el acento se pone en lo que pasa entre las personas. En vez de limitarse a trabajar exclusivamente con el consultante, llamamos a la familia y trabajamos con ella, para así cinchar todos para el mismo lado. Los teóricos dicen que si la familia no es parte del problema por lo menos tiene que ser parte de la solución.

Recuerdo el caso de un muchacho con problemas de drogas que tenía una familia ensamblada. Tuvo que venir el padre y su mujer y la madre y su marido, además de los hermanos, éramos como 14 en el consultorio. A su vez, el chico tenía un terapeuta individual que también vino. El asunto es que si en un tema de drogas, la familia y el equipo de profesionales no se alinean, el chico no sale adelante, hay que intentar lograr acuerdos por más difícil que parezca. Porque hay un montón de cuestiones familiares que aunque no estén directamente vinculadas al problema, pesan, entonces hay que lograr alianzas, hay que trabajar con los adultos, con la pareja de los padres, los hermanos, para lograr cierta armonía.

Cuando se piensa en formar una familia ensamblada, la gente no suele consultar de manera preventiva, a menudo lo hacen cuando explota la bomba. Yo creo que a una pareja que tiene varios hijos y que va a constituir una nueva familia, le convendría hacer alguna consulta preventiva, unas pocas sesiones para recibir una orientación. Puede ayudar.

Trabajar con familias es un llamado a la modestia, porque uno tiene que aceptar que más allá de nuestra voluntad de ayudar, está la libertad de cada integrante de aceptar la ayuda o no. Se necesita mucha humildad, respeto a los individuos que la conforman y a sus valores. Implica un trabajo con uno mismo todo el tiempo.

En las intervenciones familiares que tenés, ¿qué ves? ¿Cuáles son los problemas mayores que abundan? 

Veo mucho dolor. Cuando la gente consulta es porque hay dolor y muchas veces vienen a terapia familiar cuando ya han agotado todo lo demás. A veces el dolor no se debe a causas tremendas sino a vivencias de inadecuación, en las familias ensambladas los celos pesan mucho. Los padres tendrían que tener más horas en el día, porque no es fácil conservar espacios con la pareja, con los hijos propios, con los del otro… Es un desafío enorme, pero conozco muchas familias que lo logran…

Por Federica Cash

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