En Uruguay se diagnostican cada año aproximadamente 1800 nuevos casos de cáncer de mama, es decir, cinco por día.
Por iniciativa de la Organización Mundial de la Salud, el 19 de octubre se celebra el día internacional de la lucha contra el cáncer de mama con el objetivo de crear conciencia y promover que cada vez más mujeres accedan a controles, diagnósticos y tratamientos oportunos y efectivos.
En el marco de esta fecha, para introducirnos en un tema que nos compete a todos, hablamos con la Dra. Sandra Cataldi (Oncóloga, ex vicepresidenta de la Sociedad de Oncología del Uruguay), para conocer lo referente al cáncer más frecuente en la mujer uruguaya.
¿Qué es el cáncer de mama?
Como todo cáncer es una enfermedad tumoral y maligna; es un crecimiento anormal en el tejido mamario, que cuando está localizada en la mama se puede curar en un alto porcentaje. Se considera que un tumor es maligno cuando tiene la capacidad de dar metástasis, es decir, de extenderse a otros órganos y comprometerlos a distancia del sitio de origen.
¿Y por qué aparece?
La causa última no la conocemos. Sí conocemos los factores que implican un aumento de riesgo para que la enfermedad aparezca. Los dos primeros son el sexo y la edad; el sexo porque el 99% del cáncer de mama aparecen en las mujeres, y la edad porque el riesgo aumenta con los años. Fundamentalmente después de los 50 años, pero yo te diría que después de los 40 ya empieza a aumentar en forma significativa el riesgo de desarrollarlo.
Por otro lado, se encuentran factores vinculados a la exposición hormonal de la mama. Cuanto mayor tiempo de la vida de la mujer la mama esté expuesta a la acción de sus hormonas, va a haber un riesgo más grande, por ejemplo: una menarca muy temprana, una menopausia tardía, el no haber tenido hijos, o el prolongar la maternidad a edades más avanzadas.
¿Es hereditario?
No lo es. Lo que sí se puede heredar es la predisposición a desarrollarlo que es justamente el otro factor de riesgo: la herencia de uno o varios genes que favorecen el desarrollo de la enfermedad. Pero son muy pocos los casos que están vinculados a una predisposición familiar o hereditaria. Yo puedo heredar un gen de predisposición pero si no ocurren otros eventos a la par para que se desarrolle el cáncer, no lo voy a padecer por más que esté predispuesta. Constituyen un 5% de los casos de cáncer de mama pero lo que sucede es que como este cáncer es tan frecuente en la mujer occidental, un 5% en números absolutos es muchísimo. Y como predispone al desarrollo de la enfermedad, muchas veces aparece a una edad más temprana que las recomendadas para empezar con los controles.
¿Existen formas de identificar si puedo desarrollar un cáncer hereditario?
Sí. Lo primero es que el médico esté atento y alerta a los antecedentes familiares de las mujeres. Si detecta que puede haber un antecedente o simplemente ante la inquietud de que hay casos en la familia, lo recomendable es que ese médico derive a la paciente a un especialista que le haga el consejo genérico. Esa es una instancia en la cual se accede al árbol genealógico de la familia y de acuerdo a los antecedentes y a la historia familiar que haya, se puede estudiar si existe una posibilidad significativa que se esté transmitiendo una mutación que predisponga al desarrollo de la enfermedad, y si se determina que sí, se puede hacer un test genético para evaluar si esa mujer tiene ese gen de predisposición o no. Si lo tiene, el riesgo es mucho mayor que el de cualquier mujer de la población general. Es un factor muy poco frecuente pero cuando está presente, aumenta el riesgo enormemente.
¿Qué se puede hacer para tratar de evitarlo?
Hay factores que son modificables y otros que no. El sexo y la edad, así como los factores hormonales, no los podemos cambiar. Podemos planificar nuestra maternidad pero tampoco en función al riesgo del cáncer voy a tener un hijo lo antes posible. Pero hay otros factores que sí podemos controlar, como la obesidad en la post menopausia que no es conveniente; podemos intentar llevar una vida saludable, una dieta balanceada, evitar el consumo de alcohol, realizar actividad física, todo eso contribuye a reducir el riesgo de cáncer de mama. Y estar atentos a identificar cuando existe una probabilidad de predisposición a este cáncer, porque allí sí se puede actuar. Hay medidas de prevención medicamentosas y quirúrgicas que se pueden aplicar. Pero no son decisiones que se puedan tomar a las apuradas.
¿Qué debemos hacer para detectarlo a tiempo?
Fundamental los controles en forma anual con un ginecólogo o con un doctor que estén entrenados en exámenes mamarios, porque así como la mamografía es fundamental realizarla en forma anual a partir de los 40 – 50 años, es muy importante que se acompañe con el examen físico. Hay lesiones que son tan pequeñas que no se tocan pero se ven en una mamografía. Pero hay lesiones que tienen la misma densidad que la mama que quizás sea difícil de detectar en un examen imagenológico pero puedo detectarse en el examen físico. Y si la paciente se siente cómoda y confiada realizándose el autoexamen también es válido, nadie conoce su cuerpo mejor que uno mismo.
¿Hay síntomas perceptibles que demuestren el surgimiento de la enfermedad?
Sí. Lo que tiene que llevar a una paciente a consulta es que note cualquier anormalidad en la mama. Que se palpe algún bulto, alguna irregularidad en la superficie de la piel, que note enrojecimiento, algún bultito en el cuello o en la axila, el pezón hundido, cualquier cosa que ella vea extraña es motivo de consulta. Más vale consultar de más y no de menos.
Una vez que se detecta ¿qué pasos se siguen?
Antes de hacer nada, se debe confirmar el diagnóstico imagenológicamente y con anatomía patológica. No todo bulto o tumor en la mama es malo.
¿Cuáles son los tratamientos posibles? Recientemente, se presentaron los resultados de un estudio sobre la indicación de quimioterapia en pacientes con un tipo de Cáncer de Mama, donde se podría haber evitado en un 70% de los casos.
Cuando los tumores son precoces, y a eso apunta el estudio, se comienza con la cirugía. Luego que se hace el tratamiento quirúrgico, se hacen tratamientos para reducir el riesgo de que la enfermedad vuelva. Entre esos tratamientos están la radioterapia, la quimioterapia, la hormonoterapia y las drogas dirigidas contra blancos moleculares. Estas “herramientas” son sistémicas, es decir, actúan en todo el cuerpo de la mujer y no solo en el lugar donde se encuentra el tumor.
Cuando los tumores son pequeños y se extraen de la mama, se exploran los ganglios de la axila y se comprueban que están sanos y los receptores hormonales son positivos y no expresan una molécula llamada HER2, son tumores que en general tienen buen pronóstico. Son los tumores de menor riesgo.
Este estudio abarcó 9000 mujeres con esos tumores que tenían buen pronóstico; a ese universo se le evaluaron 21 genes, y de la evaluación de la expresión de esos genes en el tumor, se establecieron categorías de riesgo. Las que tuvieron un riesgo bajo recibieron hormonoterapia solamente; las que tuvieron un score de riesgo alto (mayor posibilidad de que la enfermedad vuelva) recibieron hormonoterapia más quimioterapia. A las pacientes con un score de riesgo intermedio, que eran un 70% del total, se las dividió en dos grupos; a uno se le dio únicamente hormonoterapia y al otro grupo se le dio hormonoterapia más quimioterapia. Después de un seguimiento largo de más de 9 años se vio que vivían exactamente lo mismo. Quiere decir que les podríamos haber evitado la quimioterapia a muchas de esas mujeres, porque solo con la hormonoterapia hubiesen tenido una muy buena evolución también.
Por Federica Cash