1· Todas tus pasiones desde el día uno
Cuando tu primer hijo o hija nacen, ya querés contagiarles (encajarles) todas tus pasiones. Comprás camiseta de fútbol, le ponés la discografía entera de tu banda favorita, le decorás el cuarto con poster de Metallica, toda su ropa tiene misteriosamente los mismos colores que la camiseta del Barcelona.
Le ponés tus discos favoritos con la ilusa esperanza que “se acuerde” de esos temas. Le cantás canciones de la hinchada de tu cuadro para que “mágicamente” se haga de ese cuadro.
2· Te dan la nacionalidad japonesa por sacar tantas fotos
Celular en mano y foto, foto, foto, video, video, foto, video, instagram, foto, video, WhatsApp, foto, video, Facebook, foto, foto. De disfrutar el momento, olvidate.
No te queda un momento íntimo en que no hayas registrado con una foto, video y compartir en WhatsApp y en cualquier red social.
Se lo mostrás a tus amigos: “Mirá, mi hijo hoy estornudó por primera vez” y te contestan “ya me habías mostrado que estornudaba hace dos meses”.
La madre en piyama, media despeinada y vos ahí a puro celular registrando todo, editando las fotos, compartiendo. Calmate, correspondal de guerra.
3· Accesorios para los accesorios
Encontré este cosito que se lo ponés a este otro cosito y el bebé ya te puede bailar zapateo americano con solo este control que compré por Internet y con el celular le podés activar la cámara con dos memas prontas para tomar.
La casa se te empieza a llenar de porquerías que comprás prometiéndote que te van a salvar la vida: calienta memas que parecen un reactor nuclear, 873 tipos distintos de mamaderas, el carrito debe estar más equipado que la casa, el cambiador con las cajitas para los pañales, las toallitas, cremitas y con lugar para guardar el auto y poner un AirBnB.
1738 juguetes que te regalan, recibís de otros padres o alguno que comprás y 800 metros cuadrados de goma eva para forrar toda tu casa.
En el medio de tanta cosa, allá abajo, corriendo siete libros de maternidad, pasando la segunda mema y abajo del moisés antes de llegar al gimnasio, encontrás a tu hijo. Cada tanto.
4· Ni idea de talles, combinar ropa o si hace frío o calor
Recién nació y ya le pusiste un enterito de 12 meses que le funciona como carpa, le comprás championes y no cumplió ni un año, le ponés un onesie rojo, medias verdes y pantalón amarillo. Un duque.
Salís a pasear con él solo de remerita porque, total, no hace nada de frío (hay 12℃). Pantalón grueso y cinco medias y dos de enero.
5· Bostezar es un estado natural
La masa muscular de la mandíbula aumenta un 570% de tanto bostezar en el día. La permanente actitud de piyama, medio despeinado, remera de hace dos días es clave para tener una paternidad normal.
Uno anda medio siempre así, de entre casa, ponerse vaqueros es como ponerse un esmoquin. El nene impecable siempre, uno ahí, con cara de que la última remera que se compró fue en el año 87`.
6· La militarización de las rutinas
Cuando le agarrás la mano a la rutina, sos el principal impulsor de la misma.
8:05 se despierta, 8:10 come con la madre, 8:40 lo cambio, juega, la siesta de las 9:57 con 8 segundos. Vos cociná que yo arreglo un poco el living. Salgo a dar un paseo con él. Volvé a las 12:03 que tiene que comer, el provecho de las 13:02, se repite el ciclo una vez más, juego en la alfombra, baño, lo secamos, lo visto, caliento la mema, toma la mema, se duerme, desarmo el baño, lavo la mema, se despertó, entro y lo hago dormir de vuelta, quedó una camperita tirada en el living, descolgá la ropa ¿entraste el auto? no hagas ruido, mejor no tires la cisterna, no tenemos nada para comer, pará que pido, ¿vemos una serie? pará que se despertó, ahora sí, poné play, no, me dio sueño, sí a mi también ¿vamos a dormir? dale, no tires la cisterna que hace ruido.
7· Salir con él es como salir con la casa
Nos vamos a la casa de unos amigos, ¡genial! Aprontá la mochila, pará que no sé si tiene pañales, fijate si tiene una muda entera, aguantá que está llorando, ¿esterilizaste las memas? Sí, pará que no encuentro el chupete, vos agarralo que yo agarro la mochila, pará que tengo que ir al baño, tirá la cisterna, se le salió una media, acá la encontré, uy, se vomitó, pará que lo cambio, dejá en remojo la ropa, no encuentro babero, andá cerrando todo, pará, en la mochila faltaron unos chiches, agarralo, pará que ahora yo tengo que ir al baño, no tiraste la cisterna, ahora sí agarralo, nos vamos, yo lo pongo en el huevito, dejá que yo lo ato, dejé la mochila arriba, dale, subo yo, está llorando de sueño, pará que doy una vuelta en el auto así se duerme, dale, ahora sí nos vamos.
Hola, amigos! perdón que llegamos dos horas tarde.
Por Fede Hartman