Yo sé que con esto no se juega. Y confieso que escribir una columna sobre “el sueño” me da un poco de chucho. Sobre todo porque luego de escuchar cuentos de todo tipo, entiendo que es un tema de mucha sensibilidad entre los padres (¡sobre todo en aquellos que pasan años sin dormir!), pero además creo que cada niño viene al mundo con un manual donde están sus propios truquitos. Confieso también que mi hija no fue la mejor conejilla de indias. Como padres educadores de sueño, nos mandamos algunas macanas que descubrí leyendo a referentes del tema y es lo que quiero compartir.
En casa hubo una señal clara de que algo estábamos haciendo mal. Y llegó en el medio de la noche, un fin de semana “de relax” en una casa de afuera cuando la nena terminó durmiendo -una vez más- en la cama grande con nosotros. Se cayó, se partió el labio, desparramó sangre por todos lados y, tras algunos días viéndola con la trompita hinchada me di cuenta que la culpa había sido nuestra y que teníamos la obligación de cambiar sus hábitos de sueño. El tema era, ¿CÓMO REEDUCARLO en una niña de año y medio? ¿Sería posible?
El lunes siguiente me puse a leer algunos artículos sobre los famosos métodos del sueño, revisé algunos libros de la Dra. Stoppard que siempre tengo a mano y hasta planteé a uno de mis editores entrevistar a la psiquiatra de niños Natalia Trenchi por este asunto que tarde o temprano todos padecemos.
Algunos lo sufren desde el día uno, con niños que se levantan cada hora y media pidiendo teta o sobresaltados con reflujo; otros, unos pocos, son los felices padres de niños que duermen toda la noche (¿habrá?)
Para las mamás preocupadas o desesperanzadas con esto de educar o reeducar el sueño les digo que probé algunas de las ideas que comparto a continuación, con las cuales consensúan Trenchi, Estivil y otros reconocidos pediatras… y resultaron. La base es la paciencia, seguramente algunas noches sin dormir o durmiendo mal, pero el ser humano es un ser de hábito y repetición, y tarde o temprano aprende.*
Aquí les dejo las preguntas que me hice… y las respuestas que encontré y apliqué.
¿Desde cuándo se puede educar el sueño?
- Podemos empezar a trabajar en esto desde el primer día de vida del niño.
- Lo ideal con un bebé recién nacido es seguir su ritmo las primeras semanas y a medida que nos acercamos al mes, empezar a cambiar la interacción que tenemos con él durante el día de la que tenemos durante la noche. Es fundamental que durante el día la casa tenga “ritmo de día” (no sacar ni tele, ni radio, ni bajar la luz; al contrario, ¡que se note que es de día!) y que durante la noche, la interacción sea mínima al darle de comer o al cambiarlo (sin luz o luz muy tenue, casi sin palabras; la idea es demostrarle en los hechos que no es hora de farra).
- Cuando tenemos un bebe más grande, son fundamentales las RUTINAS porque con la repetición, el niño empieza a reconocer las señales: luego del baño, viene la cena; luego de la cena viene la cama. Baño, cena, sueño es una rutina que resulta, pero eso variará en cada casa. Las rutinas brindan seguridad y bajan la ansiedad. Si hacemos esta bajada de “revoluciones bien” y de manera constante, de a poco el reloj biológico de los pequeños se acomoda.
¿Cuándo un niño está maduro cerebralmente para dormir toda la noche?
- La maduración cerebral es variable y por eso hay niños que a los tres meses duermen toda la noche, y otros que a los tres años siguen con despertares.
- Pero lo más alentador es saber que el 90% de los problemas de sueño de los niños responden a malos hábitos de los papás. Así lo acreditan investigaciones científicas de clínicas del sueño.
¿Qué hacemos mal?
Lo más frecuente es hacer dormir al niño en brazos, por mimos. O dormirlo en el sillón o en la cama grande y luego pasarlo. Casi como regla de oro, hay que saber que el niño debe dormirse donde se va a despertar.
Una de las cosas que gravé a fuego de la entrevista con Natalia Trenchi es que todos nosotros superficializamos el sueño varias veces en la noche y, en ese despertar, lo que hacemos es un “escaneo” de nuestro alrededor para ver si está todo bien. Lo que pasa cuando el niño se duerme en brazos de la mamá calentito y sintiéndole el corazón, o en el sofá con el papá al lado leyendo un libro, es que cuando se despierta quiere que allí esté la mamá sosteniéndole o el papá sentado a su lado. Y cuando no los ve, chilla. Lógicamente.
¿Cuáles son los posibles motivos de los despertares nocturnos?
Afección psicológica: Estrés-ansiedad. El niño, aunque no lo notemos, puede estar estresado. A veces más exigido de lo que es razonable o puede estar viviendo un clima hostil a nivel familiar o escolar. Eso se traduce en el sueño con despertares que responden a su ansiedad.
Afecciones físicas. Algo muy común en la primera infancia es el reflujo gástrico que provoca despertares con sobresaltos. Solucionado eso, empiezan a dormir mejor. Lo primero que podemos hacer es levantar un poquitito el colchón para que no duerman totalmente en posición horizontal.
Otros problemas transitorios frecuentes. Hay una etapa en la que no deberíamos preocuparnos, siempre y cuando no duren mucho o no sean una interrupción permanente del sueño. Estas son esperables de manera ocasional y durante un tiempo. Menos frecuente son problemas más graves, psiquiátricos, pero estos trascienden los “problemas de sueño” porque además siempre van acompañados de otra sintomatología por la cual naturalmente debemos consultar.
Algunos consejos de “MAMÁS REALES” -que me resultaron y que le resultaron a mamás amigas-:
- Peluche o referencia. Los ositos y los móviles son buenas referencias para los niños. Se duermen mirándolos o tocándolos y si se despiertan, siguen estando ahí.
- Si toma pecho, cuando es bien bebe, lo ideal es impedir que se quede dormido comiendo. En primer lugar para que tome más, y en segundo lugar, porque si come poco, seguro se vuelve a despertar a la brevedad por hambre.
- Día/noche en casa. Hay casas de recién nacidos en las que los papás -primerizos- tratan de bajarle la voz a todo el mundo, apagan tele, y se vive en base al sueño del niño. Sin llegar a extremos de encender todo como si el bebé no estuviera, lo ideal es que la casa tenga dos ritmos bien marcados, el de día y el de la noche. De a poco el niño lo capta y se adapta.
- La repetición es clave (cuento, música que cantamos, etc).
- El chupete. Es un pacificador natural y a muchos niños los ayuda a dormir, tanto como la “mema de la noche”. ¡Ojo! Puede convertirse en un arma de doble filo porque si se cae, el niño avisa.
- Que el niño se termine de dormir solo. Lo ideal es que los papás salgan de la habitación antes que el niño se rinda por completo. Así aprende a dormirse solo y cuando se despierta en la madrugada, lo vuelve a hacer. Si el papá está siempre ahí cuando el niño se va a dormir, al despertarse, lo reclamará.
- Sin llegar a la crueldad, espaciar los intervalos de respuesta cuando el niño llama. Lo importante es darle la seguridad de que iremos -más tarde o más temprano-, y lo ideal es no salir corriendo a socorrerlo porque muchas veces chillan y si no vamos enseguida, vuelven a dormirse.
*aviso que estos trucos resultaron durante un tiempo, porque se enteró de que iba a tener una hermanita… y estamos volviendo a empezar.
Por Carolina Anastasiadis
Muy Bueno Caro! Tal cual el último comentario…cuando se enteran que van a tener competencia…
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Caro, muy buena la columna. Te cuento que el mío ERA de los que se dormían solos y dormían toda la noche desde los 3 meses . A los 10 meses aprox dejó de dormirse solo y cuando cumplió 1 año y 1 mes empezó a despertarse de noche y lo que quiere desde entonces es dormir conmigo. Siempre tuvo su rutina y el tema día/noche bien marcado, nunca quiso un peluche y no es fanático del tete. A esta altura lo único que me queda por probar es lo de que termine de dormirse solo…. Tendré que empezar y después te cuento cómo me fue!
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Hola primero que nada me gustaría decir que no comparto del todo la columna si bien seguramente fue escrita en pos de ayudar a mamás y papás. ..
No creo que el método Estivil sea buena referencia cuando de dormir bebés y niños se trata ya que el mismo Estivil declaró que au método es malo, no crea «hábitos » saludables y de hecho es contraproducente. .. actualmente hay evidencia científica que indica que dejar al niño solo cuando precisa a uno de sus padres o referente adulto aumenta el.cortisol que es la hormona del estrés. .. a continuación vienen otros neurotransmisores y hormonas a contrarrestar el efecto del cortisol y x eso es q terminan x dormirse… no xq hayan aprendido sino xq se cansaron de eapeear q venga un adulto a su auxilio o a mimarlo…
Tanto el Dr. Carlos González como Rosa jové el primero pediatra y la segunda psicólogaambos españoles y referentes en la crianza respetuosa consideran q el aueño no se aprende y si es una cuestión de madurez. .. por eso es en vano enseñarlo…. con respecto al colecho éste funciona para muchas familias y existen a disposición normas de colecho seguro elaboradas por unicef… asi que tampoco vería un problema por ahi.
Gracias por leerme y la posibilidad de expresar una opinión. Saludos
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Hola Juliette, gracias por el mail y tu opinión. Te cuento que conocemos bien a González y a Jové y hemos tomado conceptos de ellos para otras columnas. De Estivil, que veo que fue lo que más lío generó tomé un concepto importante para esta columna (que además es compartido por muchos pediatras), y es la idea de «espaciar la respuesta». Yo NO ESTOY DE ACUERDO EN DEJAR LLORAR a los niños por horas…lo que digo y veo que muchos malinterpretaron, es de no salir corriendo ante el primer llanto. De esperar unos segundos, luego capaz un minuto o dos, no 20, mucho menos dejarlo llorar hasta que se duerma!! En ese aspecto estoy más cerca de González y Jové que de Estivil. De Estivil también tomé otro concepto, el de las referencias a la hora de dormir (móvil, peluche, etc) o eso de que se duerman donde se van a despertar, es 100% efectivo para no alterar el sueño en esos despertares. Me lo comentó Trenchi también en una entrevista personal, y con esas dos cosas coinciden la mayoría de las teorías del sueño.
Como comenté también, sé que es sensible el tema del sueño porque altera la paz familiar…no hay libritos únicos. Yo conté lo que me sirvió y comenté conceptos que me han sido útiles de referentes en la materia. Un beso y gracias por leernos.
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Sin dudas no todo funciona para todas las familias, a algunas les va mejor el colecho y a otras no, lo que quiero decir es que mientras sea algo respetuoso a las necesidades y tiuempos del bebé/niño la decisión es de cada familia… de hecho no creo que haya que dejarlos llorar ni un segundo porque de nada sirve frustrarlos de esa forma, creo que lo mejor es acompañarlos y seguir sus ritmos… mientras todo sea con amor claro que no hay libritos… nos hacemos camino al andar tod@s. Un beso y gracias por responder.
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No me gustó, los niños necesitan amor, apoyo, y contención para ser personas seguras e independientes en un futuro! Y eso también está estudiado!
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Hola! Gracias por leernos. En ningún lugar dijimos que los niños no necesiten amor o cuidado!.. Suponemos te referís a una de las últimas líneas, donde hablamos de Estivil. De él tomamos el concepto de “espaciar las respuestas”. En la respuesta a Juliette desarrollo un poco más este tema, con el cual están de acuerdo otros referentes que consultamos. Gracias por tu comentario! beso
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Carolina estoy absolutamente en desacuerdo con lo que planteás . Te recomiendo que leas a Carlos Gonzalez y Rosa Jové que plantean estudios cientificos en los cuales los métodos que planteás se ven como contraproducentes a la naturaleza y la salud del niño.
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Hola. No estoy para nada de acuerdo con lo que planteas. Creo que los niños vienen al mundo con necesidades distintas a las nuestras y que como padres nosotros debemos adecuarnos a ellas más que al revés, dado que ellos son los que necesitan nuestro cuidado. Pensándolo de esta manera no me parece para nada extraño que ellos quieran estar todo el tiempo con nosotras, dado que nos necesitan para nada . menos que sobrevivir. (Teoría de la.exterogestacion). Con respecto a los objetos de seguridad o de apego reconozco que me parecen una bobada, Qué mejor que me tenga a mi, su madre para sentir seguridad??? Y con respecto a los métodos de estivil o cualquier otro semejante, sin duda son efectivos, no se discute; pero a que costo???
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Hola Caro! que tema eh? tengo 2 nenes . Te cuento q cuando nació mi hija el nene tenía 2años. Nos costó bastante acomodarnos. Una noche miraba tele en una mecedora esperando se durmiera la beba y el sueño y cansancio me vencieron y se me cayó la niña de los brazos. GRACIAS A DIOSSSS no se lastimó pero lloré y lloré por la culpa y por lo que pudo haber pasado. Escribiendo ésto me acuerdo y se me llenan los ojos de lágrimas. La pediatra en cuanto le conté me dijo q no iba a ser ni peor ni mejor madre por eso , pero si q hay q tener cuidado por que en un segundo puede pasar algo inesparado.Hoy ya tiene 3 años y duerme bastante bien. Igual nos llevó 4 años pegar el ojo aunque fuese 4 o 5 hrs corridas desde que nació nuestro 1er hijo y comparto ésto por que para muchos parece una cosa más «el sueño» de un bebé y si podrá ser complejo! Un beso grande!
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Yo estoy muy de acuerdo a mi noe dio redultado porque mi hijo (de 6 años que tiene ahora) sufrió de falta de melatonina osea que hasta que no lo medicaron en casa nadie dormia. Ahora tengo un bebé de 4 meses y utilize este método y nos deja dormir 12 horas en la noche, toma dos memas y sigue sin tener que hacerlo dormir, nosotros felices y el es un bebé sano y muy tranquilo. Yo lo recomiendo…
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Me encantó la columna y comparto 100% lo que decís. Sobre todo que el niño se debe dormir en el mismo lugar en que se despertará. Y que obviamente una no lo va a dejar llorar 20 minutos, pero no hay que correr apenas balbucea algo porque lo terminamos desvelando nosotras. Ademas una es madre pero también mujer, esposa, profesional, amiga, hija y hermana. Me parece que algunas posturas extremistas hacen culto a las supermamás omniprescentes tan emtregadad que por varios años no pueden desarrollar las demas facetas de su vida. Y la frustración es parte del aprendizaje que todo niño debe aprender a lidiar para no convertirse en un adulto egocentrico y caprichoso.
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