Alguna vez hablamos de cómo el estrés de la mamá embarazada influye en la vida de ese bebé que va a nacer, a corto y a largo plazo. Hay estudios que demuestran que cuando la embarazada vive con un estrés constante, es más probable que su niño sea menos apacible y más irascible. Pero hay muchos otros estudios realizados al respecto; porque no solo el estrés de la mamá influye en la emocionalidad del niño que está en la panza, sino que todos los estados emocionales de la embarazada afectan de una u otra forma a esa nueva vida.
Desde hace un tiempito, en Mamás Reales venimos indagando en una parte más holística –no por eso menos real- de todo aquello que influye en la emocionalidad del bebé, desde el momento en que se encuentra en el vientre de la mamá. Porque creemos y sabemos que hay cosas que podemos hacer para proteger a esa nueva vida que está por llegar, de aquellas emociones negativas que podamos sentir durante el embarazo.
Sobre esto hablamos con la Lic. Giuliana Alpern (giulianaalpern.com), con el objetivo de saber cómo lograr un embarazo que traslade cosas lindas a esa nueva vida por nacer.
Embarazo y emociones
Por una (futura) Mamá Real invitada: Giuliana Alpern
El bebé y su mamá están conectados emocionalmente desde su gestación hasta sus tres años. El niño puede sentir todo lo que la mamá siente y apropiarse de ese sentimiento; pero también va a querer transcender ese sentimiento para solucionarlo y que ni él ni su mamá pasen por emociones densas.
A nivel biológico, la placenta funciona como una especie de envoltura protectora. Pero estados de emociones negativos continuados pueden afectar su función, sobre todo el estrés. Una situación estresante para la madre hace que el hipotálamo produzca una hormona llamada CRH, factor de liberación de corticotropina; a continuación, la pituitaria segrega otra hormona, la ACTH o adrenocorticotropa, que ordena a las glándulas suprarrenales que liberen cortisol, que pone en alerta al organismo. La placenta actúa como filtro e impide que el cortisol, que es tóxico, llegue al feto. Cuando los niveles de esta hormona en la madre son muy elevados, atraviesan esta barrera y disparan la respuesta de alerta en el feto. El bebé recibe el mensaje de que deberá hacer frente a un entorno peligroso al nacer. Eso lo hace mucho más pronto a reaccionar: suelen ser niños más susceptibles a llorar, a estresarse, a sentir ansiedad. Además, existen indicios de que niveles altos de cortisol elevan el riesgo de que el niño padezca síndrome de déficit de atención o hiperactividad. La ansiedad de la madre hace que se reduzca el flujo sanguíneo que le llega al feto, por lo que éste dispone de menos nutrientes para formarse. Cuanto más alto es el nivel de cortisol en el líquido amniótico que rodea al niño en la placenta, más bajo es luego el coeficiente intelectual del bebé.
El sonido para estos bebés es fundamental, no solo el escuchar la voz de sus padres, sino también la música que los rodea. Son distintas las reacciones de un bebé que escucha rock o la televisión, de aquel que escucha música clásica. También hay una capacidad de los bebés intrauterinos de memorizar los sonidos. Por ende, cuando la mamá está atravesando un estado emocional denso es importante que le explique a su bebé que esa emoción no le corresponde y puede utilizar la música como medio para transformar esa emoción en positiva.
A través de la sangre el bebé percibe varias cosas. Por ejemplo, la adrenalina, el aumento del pulso cardíaco, el estrés, la presión arterial, etc. Las endorfinas producen tranquilidad, bienestar y paz. Por eso, el chocolate, el ejercicio, reírse, encontrar un momento para uno, relacionarse con la naturaleza, son instancias buenas para la embarazada porque en esas instancias liberamos endorfina.
Los estados de meditación, especialmente relacionados con la conexión emocional del bebé son excelentes también para esto. Las embarazadas suelen soñar mucho durante el embarazo y es importante hacerle caso a los sueños, aceptando que son generalmente cosas a sanar para que el bebé no cargue con nada que no le corresponda. Es importante también desapegarse de la culpa; en este juego nadie es culpable, de esa manera nos hacemos responsables de la cuota que nos corresponde.
Por supuesto que al estar embarazadas, no quedamos al margen de nada de lo que sucede en el mundo. Buscar el equilibrio energético entre lo que veo y siento es una de las claves para «limpiar» la emocionalidad de ese bebé que va a nacer. Explicarle al bebé que los sentimientos y pensamientos que la mamá percibe no le corresponden es básico. Esa mamá deberá soltar y transitar esas emociones siempre protegiendo a su bebé de las mismas. Una técnica de meditación que ayuda a esto es visualizar al bebé y envolverlo en un color turquesa, azul o verde, protegiéndolo con esa luz y color de todo lo que la mamá esté trabajando, por ejemplo, en su hora de sesión con el terapeuta, una discusión o una noticia que no es tan buena.
Un taller interesante: LA NUEVA FAMILIA. En enero y febrero llega desde Argentina la Lic. Julia Rodas Genez brindará un taller para papás y mamás sobre algunas de estas cosas. Más info: http://www.giulianaalpern.com/talleres/la-nueva-familia/
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