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Elsa Tambucho: «hay padres que me han preguntado en relación al posparto, qué van a hacer sus mujeres con tanto tiempo libre»

Son muchas las mujeres que han sentido tranquilidad a través de su presencia, que han disfrutado de sus masajes en momentos críticos y escuchado la experiencia justa en sus palabras. Es que es muy fuerte lo que se vive cuando se tiene un hijo, «cuando sacan de tu cuerpo a un ser humano», como dice ella. Y en ese trance, para muchas, la presencia segura y confiable de una buena partera pasa a ser la clave del éxito.

Elsa Tambucho tiene 39 años de profesión. Se recibió de Partera Universitaria en el 77′ con 23 años, es de Salto y vino a estudiar a Montevideo. Además de ir a la Facultad, pasaba días enteros en el Hospital Pereira Rossell, donde hacía guardias de 24 horas. Estuvo en Hospital, en Sanatorio, en Planificación Familiar y también supo estar a cargo de la Maternidad del Sanatorio Larghero.

Tras un noviazgo fugaz, se casó con el reconocido Médico, Ginecólogo y Obstetra, Enrique Pons a los 23 años, siendo él diez años mayor. Juntos tuvieron dos hijas, Cristina e Irene. Viajaron mucho por el mundo asistiendo a congresos mientras dejaban a sus niñas con la abuela y una empleada hasta un mes entero, algo que dice hoy no volvería hacer.

Supo aprovechar los viajes para seguir creciendo en su profesión, trabajó en el Tobi Natal de Argentina, un centro interdisciplinario de salud corporal y psicológica para el embarazo, parto y puerperio, y también lo hizo en Chile y en otras partes del mundo que visitaba junto a Enrique. «Como tuve la suerte de tener un compañero viajero, siempre aproveché para lo mío», cuenta.

En su casa siempre hubo más libros que tele, y sus hijas incorporaron ese hábito a sus vidas. Tras varios años de partera, Elsa sintió que «le faltaba algo» y empezó a estudiar licenciatura en enfermería cuando sus hijas tenían 6 y 7 años. En el año 2002 retomó los estudios e hizo un posgrado de dos años de Servicio de Salud en la Universidad Católica.

Y desde los 60 está por jubilarse pero sigue haciendo cosas y cosas. Hace unos años, luego de asistir innumerables partos y cesáreas, emigró al área de la educación; en un lugar privado brinda cursos de preparación integral para maternidad/paternidad. Allí trabajan junto a ella, otra partera, una psicóloga -que es su hija-, y su hermana como asistente.

Hoy les brindamos la primera parte de la charla que mantuvimos con esta mujer, un «libro abierto» en cuanto a embarazos, partos, pospartos y maternidad se refiere. En esta entrevista, compartimos sus opiniones, recomendaciones y vivencias a lo largo de tantos años de profesión.

¿Cuál es el cambio más significativo que has visto en todo este tiempo?

El rol del papá. Para empezar, ahora entran al parto o a la cesárea. Antes la gente no lo hacía, sencillamente porque no era costumbre, hoy por ley la mujer tiene derecho a tener su parto o cesárea con la persona que ella elija.

Si en mis cursos hay algún indeciso por la vuelta, yo lo empujo a entrar a la sala de partos porque no se pueden perder las caritas de un momento como ese. Y les insistimos para que ellos también incorporen la respiración abdominal, por si sienten ganas de desmayarse, aunque no es lo más normal.

Debo admitir que creí que con tantas luchas y feminismos por la vuelta, la cosa estaría más repartida; sin embargo, en la práctica no es así. Creo que principalmente es culpa nuestra, porque somos autoritarias con el tema de la casa o creemos que hacemos las cosas mejor.

¿Cuáles son las principales recomendaciones que les das a los futuros padres?

Primero, siempre prepararse para la maternidad / paternidad. De mis charlas yo pretendo dar algo más que clases de parto, soy más ambiciosa. Me gusta brindar una preparación integral de maternidad / paternidad; lo previo al embarazo, lo que pasa en los distintos trimestres, el parto por supuesto -aunque no solo eso-, y me importa mucho el después.

Como recomendación diría, sea donde sea, para mí tiene que haber una partera, tengo la camiseta puesta, lo sé, porque tenemos una profesión universitaria de 4 años y medio en la que estamos constantemente viviendo con embarazadas. Somos uno de los integrantes importantes de la preparación.

También recomendaría decir lo que uno siente. En esto de los embarazos y partos siempre hay de los que dan consejos y hablan mucho, y hay que poner un límite y decir «dejame vivir mi experiencia». Porque siempre se habla de los partos más complicados, los que salen bien que son la mayoría no tienen gracia.

A la pareja que acompaña le pediría paciencia. Hay cosas que los hombres no pueden entender. Incluso hay padres que me han preguntado en relación al posparto, qué van a hacer sus mujeres con tanto tiempo libre.

Por otro lado, les sugeriría hacer cursos donde sea, la mayoría de las mamás tratan de trabajar hasta lo último para después disfrutar de más días de licencia. «Me aburro», me dicen y yo les digo, «aburrite, quedate en la cama a ver las revistas de la mañana en la tele, porque después no va a haber tiempo, y también el cuerpo necesita no tener obligaciones ni horarios por un tiempo». Creo que no existe cambio más fuerte que el nacimiento de un hijo, que salga un niño de tu cuerpo es muy fuerte. Es dificilísimo porque da miedo, ansiedad, entonces creo que preparase es importante aunque nunca vamos a estar 100% seguras. Y aún hoy que tenemos disponibles varias ecografías, estudios de todo tipo y demás, llegamos con miedo, y es lógico que eso pase porque lo cierto es que las cosas suceden y seguirán sucediendo por más tecnología que tengamos por la vuelta.

¿De qué tratan las charlas que brindas?

Nosotros hablamos de embarazo, parto y posparto, y hasta de sexualidad en la pareja durante el embarazo y el posparto. En la primera charla, que la hacemos con la psicóloga, hemos tenido papás que se nos han enojado mucho, porque nosotras hablamos de realidades y la gente busca escuchar todo color de rosa. Por ejemplo, una de las cosas que pregunta la psicóloga es sobre lo que puede generar un bebé que llora a cada hora durante la noche. Cuesta decir que genera rabia, que lo sacudiría o lo pondría en el balcón. La psicóloga siempre dice que mientras eso quede en el pensamiento y no se lleve a la acción, es normal. Pero a la gente le gusta que le mientas, incluso hemos tenido padres que se nos han ido de las charlas ofendidos por solo plantear una situación de estas.

¿Qué es lo que más preguntan en el posparto?

100% lactancia. En esto creo que fallamos todo el equipo porque damos una información previa que a la madre no le interesa.

En el sanatorio nos equivocamos todo el equipo de salud en no sentarnos frente a la mamá a ver cómo amamanta. Yo como partera y licenciada en enfermería puedo hablar de las dos cosas. Entiendo que las enfermeras explicamos muy rápido qué es lo que tiene que hacer a una mujer que todavía está impactada por el nacimiento de su bebé. Habría que sentarse al lado, mirarla cómo mama, e irla ayudando, porque mamá-bebé todavía no han encontrado la forma de conectarse. Y una cosa que para mí es clave es que la mujer tiene que amamantar en privacidad e intimidad, quizás con alguien de confianza pero tranquila, sentada cómodamente, el celular con música -nada de contestar llamadas-, una mesita accesoria al lado con agua o algo para comer, y ahí sugiero desnudarse de la cintura para arriba, nada que apriete. A las mujeres que siguen este concejo durante el primer mes no se le tapan los conductos, conocen más al bebé y se las ve más relajadas. Lamentablemente hoy en día la lactancia se ha perdido mucho porque vivimos una época en la que no queremos que nada nos duela, y al principio duele, hay que decirlo.

Por Federica Cash

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