“¿Qué libro le puedo regalar a mi marido?” Esta ha sido una pregunta frecuente en los últimos años para quien escribe. Obviamente me lo preguntan, aclarando que ese hombre a quien quieren homenajear será papá o acaba de serlo. La última respuesta que di fue «Hombres 2.0, el libro de Andrés Reyes, seguro tu marido lo escucha en las transmisiones de El Espectador». Eso de que sea un tipo vinculado al fútbol ya lo emparenta con el 99% de los hombres, y este en particular maneja muy bien el humor (les recomiendo escuchar a Adusto, en el programa 13 a 0). Pero además de eso, en el fondo, lo recomiendo porque creo que su punto de vista sobre lo masculino y la paternidad me hizo sentir bien y algo aliviada como mujer y como madre.
Andrés Reyes es comunicador, tiene 3 hijos varones (de 18, 13 y 7 años) y hace unos meses publicó “Hombres 2.0. Manifiesto masculino en la era de las selfies y el cambio climático«, con la intención de contribuir en algo a levantar un poco la imagen de los hombres, «para que el mundo sepa que podemos ser personas sensibles, preocupadas por el prójimo y atentas al mundo que nos rodea”, cuenta. Sobre todo eso conversamos con él para Mamás Reales.
¿Por qué sentiste ganas de escribir sobre los hombres de esta “era” y de poner el foco en la paternidad?
Básicamente no me sentía conforme con ciertos estereotipos a los que me veo sometido por el solo hecho de ser hombre. Creo realmente que los hombres tienen mala prensa, y que buena parte de esa mala prensa está bien ganada. El foco en la paternidad se puso solo. Es decir, cualquier hombre que ejerza o pretenda ejercer su paternidad de un modo digno, estará de acuerdo en que el eje no puede estar en otro lado. Todo lo que hacemos como hombres tiene su consecuencia, directa o indirecta, en nuestra condición de padres.
¿Por qué creés que hoy se habla tanto de la paternidad/maternidad?
Porque aquello que antes se aceptaba como «natural» ahora se problematiza. La mujer comenzó a nivelar sus oportunidades con los hombres, y a partir de ahí hubo que barajar y dar de nuevo, es decir, hubo que comenzar a analizar aquello que hasta no hace tanto no admitía grandes discusiones. Todavía los hombres juegan con cartas marcadas y tienen más posibilidades, pero por suerte cada vez menos.
¿En qué cuestiones creés que habría que trabajar para que padres y madres seamos realmente iguales en cuanto a derechos y responsabilidades con los hijos?
Hay cuestiones que son más «sociales» (por ejemplo, si el padre gana más plata que la madre y surge la necesidad de que uno de los dos renuncie a un trabajo para «encargarse del botija chico», hay una incidencia externa en la decisión) y otras que forman parte de algo así como una tradición. Por ejemplo, que las mujeres son mejores para cambiar, bañar o cocinarle a un nene chico, mientras que los padres son mejores para… ¿arreglar el enchufe del velador? Creo que la clave está en retomar aquella idea de «cada familia es un mundo» y que surjan arreglos consensuados que se apoyen en las fortalezas y debilidades de cada integrante de la pareja. Por ejemplo, si yo tengo un posgrado en matemática y mi mujer hizo Humanístico porque nunca aprendió la tabla del 3, no está mal que sea yo quien asista a mi hijo con los deberes de matemáticas. Ahora, si el nene se hace caca y hay que limpiarlo, no hay nada que demuestre que mi mujer lo vaya a hacer mejor, salvo la costumbre. Y ahí se necesita un poco de ambos: que ella admita que al tipo las primeras veces le va a costar un poco más de tiempo que el deseable, como pasa con todo lo que hacemos en la vida, y que él aguante la respiración y pase la toallita perfumada hasta que salga blanquita.
¿Qué 5 consejos le darías a un futuro padre?… ¿y a una futura madre?
Se me complica dar consejos pues no tengo una respuesta certera a la pregunta «¿quién se cree este tipo para darme consejos?». Me dirás que escribí un libro donde, durante muchos pasajes, doy consejos explícita o implícitamente. Y sí, tenés razón. Así que voy a tener que darlos, pero voy a dar los mismos para unos y otras:
1. No tener miedo al fracaso. No porque no vayan a fracasar, sino todo lo contrario: el fracaso es casi inevitable, sobre todo las primeras veces que uno hace las cosas. Por ejemplo, las mujeres tienen miedo a que el botija no se «prenda» a la teta de arranque, los padres tienen miedo a que el guacho se les caiga de las manos o a fracturarle la clavícula si lo agarran medio fuerte. Y en efecto: la primera vez que ella le menee la teta el pibe no se prenderá, y la primera vez que él lo agarre todos pensarán lo peor. Pero la segunda vez costará menos, y así…
2. Cuando pienses que no sos capaz de hacer algo, pensá en cuánta gente que conocés de esa que no vale dos pesos, ha sido capaz de hacerlo. «Si ellos pudieron, ¿no vas a poder vos?» Esto aplica prácticamente en todo en la vida, desde conducir un auto hasta aprender a usar whatsapp.
3. No hagas lo que no te gusta que te hagan, o -para este caso- no hagas lo que no te gustaba que te hicieran. Es decir, no te olvides del niño/niña que fuiste. Eso no supone hacer, como padre, todo aquello que de chico querrías obtener del tuyo (por ejemplo, que te compre un Atari o un pantalón nevado). Sino que a la hora de tomar una decisión puedas aprovechar esa ventaja que supone el haber estado del otro lado del mostrador.
4. No olvides que esa pequeña persona depende de vos y te tiene como ejemplo. Si le decís que está mal ser violento y luego te ve en el estadio gritando que lo mejor que te pasó en la vida fue haber matado a dos hinchas del cuadro rival, primero pensará que es hijo de un imbécil, y luego comenzará a no tomarte demasiado en serio. Es decir, tratá de ser coherente.
5. Leé Hombres 2.0.
¿Qué devoluciones te han hecho de tu libro hombres y mujeres?
Te diría que han sido más las mujeres que se han acercado a felicitarme por algún aspecto del contenido del libro, que los hombres. Supongo que porque me parece que en el libro digo cosas que las mujeres ni siquiera imaginan que nosotros pensamos o vivimos sobre diversos aspectos de nuestras vidas, y posiblemente les llame más la atención. Devoluciones negativas no he tenido, aunque es más difícil que alguien se te acerque para decirte «che, leí tu libro y es horrible, lo tuve que cambiar por el de un youtuber». Por las redes este tipo de manifestación es más normal, pero de momento no me ha llegado ninguna.
¿Cuál fue la mayor satisfacción que te dio el libro hasta el momento?
En primer lugar, hubo una satisfacción «buscada» que fue llegarle a lectores y lectoras a quienes no les había podido llegar con mis libros anteriores, que estaban todos vinculados al deporte. Luego, creo que la mayor satisfacción me la dio un periodista de Revista Galería, que al entrevistarme me dijo algo así como que «este es un libro que sirve para generar buenas personas». Me encantó esa frase, más que nada porque esa fue la intención, contribuir en algo a que quienes lo lean, sin importar la edad, la identidad de género o la orientación sexual, puedan aplicar alguna de las cosas que trae el libro y ser un poquito mejores personas. Paradójicamente, la frase no apareció en la nota de Galería, como para darme a entender que intentar hacer las cosas bien no siempre te asegura el éxito, pues vivimos en un mundo -gobernado generalmente por hombres- muy injusto.
Por Carolina Anastasiadis