Las mujeres vivimos una revolución. Hasta no hace mucho, nacíamos para ser amas de casa y cuidar a nuestros hijos, pero de un tiempo a esta parte, nos llenamos de aspiraciones que nos llevan a desarrollarnos en muchos aspectos y que a veces exigen más de lo que podemos dar; el tiempo sigue siendo el mismo que antes pero las ganas son muchas más. Sin duda esta exigencia tiene costos en la salud, porque si bien los beneficios han sido enormes, la oferta de oportunidades sumada a los deseos irrefrenables, generan inconformismo, problemas de atención, ansiedad y hasta angustia. Y claro está, a la larga el cuerpo se expresa.
Con esta idea, fuimos a conversar con Silvina Tochetti, quien lleva adelante Mind Nutrition y trabaja tendiendo puentes entre lo emocional y lo físico. Su búsqueda comenzó con “nanas” personales que no tenían repuesta desde la medicina convencional; la única contestación que recibía eran medicamentos para esto y aquello. En ese camino terminó estudiando primero en España y después en Londres. Se formó en Medicina Nutricional y Medioambiental, y luego dio con la Medicina Funcional en Estados Unidos. Además se recibió de Psicóloga e hizo una maestría. Quería llegar a un modelo que diera cuenta tanto de lo psicoemocional como de lo orgánico.
“El Médico no atiende la parte de las emociones pero tampoco el Psicólogo atiende lo que se manifiesta en el cuerpo. El reduccionismo está en todas las profesiones porque el ser humano necesita hacer una división para simplificar el estudio y analizarlo a fondo. Es natural que eso suceda. Pero el problema es que después no se hace nada para reconectar las áreas, nos quedamos divididos,” explica Silvina.
El modelo que mejor espejó esta búsqueda lo encontró en la Medicina Funcional, que está basado en la evidencia científica -tanto en la investigación como en la clínica-. Para entender de qué va esta medicina así como los problemas de salud que se presentan con más frecuencia en la actualidad, conversamos con Silvina en su consultorio.
¿Qué es la Medicina Funcional?
Este tipo de medicina no es una propuesta que está de moda, es producto de la evolución en la investigación científica. Muchas ramas distintas como la microbiología, la genética, la neurología o la endocrinología, descubrieron información que las conectaba entre sí. Así el cuerpo humano deja de ser algo divido geográficamente en partes, para estar unido por puentes. Y ahí está mi fascinación, en esas conexiones. Podemos concebirnos por separado pero después que lo hacemos, tenemos que volvernos a conectar.
Uno de los grandes conectores fue la evolución de la búsqueda del genoma humano. Antes se creía que la genética era la base de todo, vivíamos en un modelo determinista; ahora la genética pasa a ser la punta de la pirámide y en la base está el estilo de vida. Es lo que se llama epigenética, que quiere decir, más allá de la genética, y se refiere al impacto que tiene nuestra forma de vivir en la expresión de los genes. Hoy se habla del “exposoma”, que es todo lo que nos rodea -no solamente tu microbioma, tu cuerpo, tu cabeza, tus sentimientos, lo que comés- sino dónde estamos insertos; se vio que eso influye en cómo se expresa la genética. Los genes están ahí leyendo una partitura, y esa partitura se genera a partir de lo que pensamos, sentimos y del medioambiente que nos envuelve.
¿Cómo influye el aceleramiento de la vida actual en esa genética?
Esa información se da de frente con nuestra cultura, que es patriarcal en el sentido de verticalidad; queremos que haya una autoridad que sepa más y que al mismo tiempo sea la responsable de todo, quitándonos así la responsabilidad. Eso tiene una parte que nos deja en un lugar de indefensos y de víctimas, y otra que nos hace estar a la deriva. Lo que queda en evidencia con este conocimiento científico es que hay muchas más libertades de las que creemos y más posibilidades de crear. Somos los dueños de nuestro cuerpo.
El objetivo de la Medicina Funcional y el Lifestyle Medicine es crear salud. Optimizar todas las funciones vitales para ir a más, a la mejor expresión de las cosas. Nuestro ámbito no es ir atrás de la enfermedad. La gente suele venir cuando tiene un problema, cuando tiene instalado síntomas crónicos. Podemos ayudarla sí, ya en paralelo con la medicina tradicional porque por lo general ya tuvo una intervención. Pero lo ideal es trabajar antes de que la enfermedad se manifieste; a diferencia de la medicina convencional, nuestra intención es intentar hacer el “upstream” hacia la zona de salud, hacia un camino ascendente.
¿Y cómo trabajan para lograr esa superación?
Buscamos llegar a la raíz de los desórdenes crónicos creando salud. Tratamos de ir al origen y allí vemos por lo general cómo todos los problemas se conectan. Intentamos recordar la vida de esa persona, ese hilo conductor que va uniendo los síntomas con las situaciones. Así la historia se empieza a armar y desde nuestra interpretación comenzamos a comprender cómo un órgano conectó con otro, como tal disfunción generó la otra, y en ese viaje al pasado, buscamos comprender la actualidad. Trabajamos también con análisis y estudios que tenga de su historial médico, que son mucho más sutiles porque no estamos enfocados en ver si hay enfermedad sino tratando de ver de qué manera funciona la persona; vemos cómo está el microbioma intestinal, si se inflama, si está digiriendo bien, cómo se metaboliza no solo la comida sino también los pensamientos, el estrés, etc. Entonces, luego de todo eso, hacemos una hoja de ruta teniendo en cuenta los objetivos de esa persona y armamos una propuesta para lograr sus metas.
¿Quiénes llegan acá?
Llegan por ejemplo un montón de parejas y mujeres que no pueden tener chicos, y se ve muchas veces que son organismos mal nutridos, avejentados por el estilo de vida que están teniendo. Por lo general, este problema se genera por una conjunción de factores: el tener niños ya más entrados en edad pero además con organismos desgastados por la cantidad de exigencias y demandas que tenemos en el mundo de hoy. Además estamos sobre alimentados pero desnutridos, faltan nutrientes esenciales que necesitamos para funcionar bien. Si actuáramos de manera más integral, antes del tratamiento de hormonas para quedar embarazadas, los organismos estarían más preparados para lo que se viene.
¿Por qué se hace tanto hincapié en el sistema digestivo a la hora de evaluar la salud?
El intestino es la cocina del cuerpo en todo sentido. Es donde se “cocina”, donde se termina el proceso digestivo que empieza mucho más arriba, en la boca, o incluso antes, desde los ojos y el olor, después llega al intestino, primero delgado donde se absorben los nutrientes y luego al grueso donde se terminan de fermentar, donde se producen los desechos. En ese sentido es como una “cocina” y se necesita que esté limpia. Vos imaginate cocinar en un lugar donde no saquen la basura a tiempo, produciendo gases y olores, no es para nada saludable, ¡pero cuánta gente constipada hay!
Si vas a cocinar, necesitás que los ingredientes sean buenos, lo más importante es la materia prima, por lo que necesitás buena calidad de alimento. Además, si vas a cocinar apurada y estresada, casi seguro que no te va a quedar bien. A través de los alimentos, en el intestino se producen neurotransmisores, entonces por ejemplo la serotonina que es tan importante para el humor, más del 80% se produce allí; ahí está la respuesta de porqué es tan importante.
Por otro lado el intestino es la sede de una muy buena porción del sistema inmunológico y del sistema nervioso; el sistema nervioso parasimpático -que es el que te relaja (el simpático es el que te despierta)- también se ocupa de la digestión. La posibilita. Entonces cuando las personas están muy estresadas, hay una implicancia enorme en el funcionamiento del intestino. Le dicen el segundo cerebro aunque en realidad fue el primero, porque cuando éramos organismos unicelulares esa primera especie lo único que hacía era metabolizar.
¿Cómo podemos ser buenos gestores de nuestra energía?
Partiendo de la base que la torta es una, en el sentido de que el día tiene tantas horas y nosotros tenemos un cuerpo con límites, podemos optimizar mucho nuestra energía; actualmente la gente tiene la energía muy dispersa. Lo primero que hay que reconocer es cuál es mi energía, dónde estoy, tomar consciencia de mí, de las cosas que elegí, de las prioridades que hice, y así enfocar mi energía. En la medida en que se use bien, es un enorme capital, en vez de dilapidarla y tener cada vez menos por todas partes. Sin dudas es un proceso de autoconocimiento, de saber lo que me hace bien y perseguir una alimentación que me vitalice.
La calidad del sueño es fundamental también; yo estoy cada vez más enamorada de las bondades del sueño. Lo primero que necesitás para tener energía es descansar bien y conocer tus horarios, cuáles son tus ritmos. Y amigarnos con la naturaleza, si lográramos despertarnos con luz y dormir al anochecer, sería perfecto. Nuestra biología está conectada a la biología del Universo. Esto tiene mucho que ver con observar y ver cómo es la vida, la naturaleza, y dejar un poquito esa idea de cómo quiero que sea.
¿Cómo podemos desacelerar el envejecimiento?
Cada vez que nosotros estamos viviendo fuera de nuestro eje, por encima de nuestra capacidad energética natural, estamos acelerando nuestro envejecimiento celular. Por ejemplo, viene una persona con cansancio crónico, uno de los grandes motivos de consulta; sin dudas esa persona está desatendiendo los llamados de su biología natural hace tiempo. Capaz está haciendo más de lo que puede, exigiéndose de más -algo muy común hoy en día-, comiendo mal, apurada, durmiendo mal, sin hacer ejercicio, etc. Entonces cuando uno se empieza a alejar de lo que pide su cuerpo, después ya no sabe cómo volver. Y ese es otro de los grandes motivos de consulta: “estoy perdida, ya no sé bien qué es lo que tengo que hacer.” Y eso requiere conocer tu orden: el ejercicio que te hace bien, lo que te hace bien comer, etc.
Volviendo al tema del desaceleramiento, hay una cantidad de cosas que uno puede hacer para ordenar su vida. En la medida en que mejore el funcionamiento general y se logre revertir cualquier sintomatología o desorden crónico, ya se está actuando sobre un desaceleramiento, porque lo que más acelera el envejecimiento son todos los desórdenes crónicos de salud. Cuando logramos un punto 0, cuando se encuentra el eje, nos gusta ayudar a potenciar todas las capacidades para lograr una súper salud. En ese punto, estudiamos a la persona para mejorar incluso más su expresión genética y ahí viene la parte de la suplementación con nutrientes a medida, que es con lo que nosotros trabajamos. Tiene un impacto enorme en la gente. Implica salirse de ese estado defensivo en el que uno vive para vivir en un estado creativo, de potenciación.
Por Federica Cash