Ayer hablaba con una amiga, mamá de 4 niños chicos, y me decía que el 16 de enero empezaba a descansar: ese día volvía a la oficina.
Entre la expectativa y la realidad de las vacaciones hay un trecho, aun cuando sepamos de antemano que en esos días en la casa de playa, en el campo o de viaje, todo se intensifica por el simple hecho de estar 24/7 todos juntos. Distintas edades, distintas demandas, varias voces y una mamá y/o papá -o ambos- para atajar todo.
La pregunta es…¿cómo disfrutar aun cuando la demanda es mayor que cuando hay rutinas y colegio? O sea, cuando en vez de poder relajar estamos exigidas a hacer más.
La respuesta…
No hay una. Hay muchas.
Una salida lógica sería «descomprimir» para no asfixiarse. Darse tiempos de caminata, corridas, cafecito de amigas, de buenas conversaciones. Aflojar la tensión. Buscar tiempo off para que los adultos responsables de la casa puedan repararse para volver al ruedo con aire y ganas.
Otra clave para sentir bienestar aun en la hiper exigencia es abrazar y aceptar ese «caos» como parte del plan. Aunque moleste o internamente nos haga un poco de ruido porque preferimos el orden. No sale natural «abrazar» lo desordenado porque a veces es incómodo, pero ayuda ver eso que incomoda como parte de la maternidad real. O de la «realidad», a secas.
Lo último y más importante: humor, madres. ¡Humor! Humor es amor. Aunque cueste y haya que ponerle fuerza y voluntad. Tomarse las cosas con más liviandad, risa y alegría cuando estamos de vacaciones es una manera de vivir agradecidos. ¿O no es ese tiempo el que esperamos todo el año?
¿Cómo vienen sus vacaciones? Hagamos catarsis. ¡Las leemos! Sumate a la conversación en nuestro IG @mamasrealesblog
Por Mamás Reales -Caro Anastasiadis y Fede Cash-
