Cuando nos convertimos en padres creemos que no hay nada más importante que cuidar y amar a nuestros hijos. Nuestras prioridades cambian y nuestra atención está puesta en ellos. Cuando llega el segundo, nos volvemos a enamorar, y el sentimiento se vuelve a repetir -con sus matices- en cada nacimiento. “El parto es la única cita a ciegas en la que puedes estar segura que conocerás al amor de tu vida”, dice una cita que recorre las redes sociales.
Ser madre hoy en día es muy desafiante. No es que antes no lo haya sido, pero hoy la mujer trabaja a la par del hombre y hay menos tiempo. Además somos nosotras mismas, las mujeres, las que más nos criticamos. Quien opta por dejar su empleo para cuidar de la casa y los hijos es catalogada por otras mujeres como MAP (madre al pedo). Quien opta por trabajar 8 horas fuera de su ámbito familiar se siente culpable cuando no puede hacerse cargo de los problemas que surgen en su casa, y es a veces vista por otras mujeres -especialmente por las de mayor edad que no trabajaron- como irresponsable e insensible. Por H o por B nos juzgamos a nosotras mismas, siempre.
El trabajo, los hijos, la casa, el supermercado, las cuentas a pagar, entre tantas otras cargas que pesan, provocan un cansancio interminable que sólo logra dejarnos alteradas, desquiciadas y desbordadas. Y ese estado alcanza su cénit precisamente cuando llega el marido.
Pues bien, definitivamente esta no es la forma de vivir con la que debemos conformarnos. Hombres y mujeres -con sus diferencias- vivimos sobrepasados y sin detenernos a pensar. Lo cierto es que cada vez hay más parejas que se separan y seguimos sin entender en dónde radica el problema.
Creo que uno de los errores más comunes que cometemos es centrar nuestra atención y cuidado en los hijos. Puede sonar duro, pero no es exclusivamente ahí donde debemos mirar. A veces, es tanto lo que nos preocupamos por ellos que dejamos de ver a quien nos acompaña. Déjenme decirles que LO MEJOR PARA NUESTROS HIJOS ES QUE SUS PADRES SE MIREN, SE RESPETEN, SE DIVIERTAN Y SE QUIERAN.
De hecho, creo que si elegimos tener una familia, nuestra principal atención debe ser nuestra pareja, porque el amor a los hijos es natural e incondicional, no hay nada que lo pueda quebrar, pero el amor a nuestra pareja se debe alimentar, permitir y trabajar TODOS LOS DÍAS para que crezca. ¡A no perder el foco!
Por Federica Cash
excelente!!!
muy bueno el blog»!!!
Me gustaMe gusta
Muy bueno!!!!
Me gustaMe gusta