La palabra Mindfulness significa “atención plena” y es una herramienta que promueve detenerse en el aquí y ahora para experimentar la realidad sin los filtros del pensamiento y la razón, sin juzgar, con una actitud consciente. La práctica del método sistematizado por el doctor norteamericano Jon Kabat Zinn, confirmó científicamente que si uno aplica la atención plena durante ocho semanas, es posible cambiar patrones de la mente que a veces nos llevan a decisiones impulsivas o no del todo adecuadas. Gritos y rezongos innecesarios, por ejemplo.
En el mundo, desde hace más de una década, el mindfulness ha sido tomado por psicólogos, médicos y psiquiatras para colaborar con los pacientes en la reducción del estrés y la ansiedad. Personalmente hacía tiempo que coqueteaba con la idea de emprenderme en este tipo de meditación consciente y, este año, me animé. Claro que no hay fórmulas mágicas para desprogramar patrones usados más de 30 años, pero aseguro que su práctica es luminosa. Ayuda a observarse en las acciones, en los sentimientos, en las respuestas, en los pensamientos y a contactar con lo que somos con plena aceptación.
Hace unos meses vino a Uruguay Martín Reynoso, un psicólogo argentino, formado en su país y en el Center for Mindfulness de Boston, autor del libro Mindfulness, la meditación científica. Me pareció interesante consultarlo sobre cómo esta práctica puede ayudarnos como padres a llevar una crianza más relajada, disfrutable y consciente. Aquí comparto parte de lo conversado.
¿Por qué te embarcaste en la tarea de transmitirlo?
Estaba buscando algo que sirviera para mejorar el bienestar de las personas, trabaja mucho con problemas de estrés y ansiedad. En consulta veía que arreglar síntomas no era algo tan importante, porque a la alarga no había grandes cambios en la mirada sobre cómo vivir mejor. Esta práctica de bienestar estaba sistematizada y tenía respaldo científico, en mi caso mejoré mucho la gastritis, el estrés. Inevitablemente practicar mindfulness te lleva a hacer cambios cotidianos.
Los padres de hoy vivimos estresados. ¿Cómo el mindfulness podría ayudarnos a vivir la tarea de la crianza con disfrute?
Yo lo empecé a practicar cuando mi hija más chica tenía 6 años. Es algo que te ayuda mucho a parar, detenerte y mirar con más profundidad a tus hijos. Poder dedicar tiempo a la paternidad conciente, sentir y conectar con la profundidad de tus hijos es algo muy poderoso. La práctica también ayuda a volver a la “mente de principiante” y curiosa que los niños tienen naturalmente. Te ayuda a conectar más con el momento evolutivo donde está tu hijo, a ser más compasivo con ellos. A veces somos muy exigentes y perdemos de vista la esencia de nuestros hijos, tenemos demasiadas expectativas. Estamos siempre buscando logros, el futuro, en vez de estar más presentes en el momento donde estamos.
¿Ayuda a no esperar?
La práctica del mindfulness te permite una espera más paciente y basada en la realidad, de lo que uno observa, más que en la ilusión o expectativa sobre-exagerada que a veces tenemos como padres. Esperamos sí, pero en la medida que vemos la potencialidad de la semilla frente a nosotros, sin apurar procesos. Un padre mindful tiene una cosa de timing más clara con sus hijos, respeta sus procesos y momentos. Al regular nosotros nuestro propio estrés, al tener una vida más ordenada y consciente, transmitimos eso a nuestros hijos también.
¿Cómo se pone un límite a un hijo desde esta consciencia?
El concepto que usamos mucho nosotros es “respuesta versus reacción”. La reacción sería una acción impulsiva basada en una sensación emocional que uno tiene en relación a algo que sucede (rabieta, por ejemplo). La reacción no se piensa, es estimulada por una emoción intensa aflictiva. En cambio la “respuesta” es una conducta basada en la conciencia, en un espacio que hay entre lo que está pasando y lo que vos observás que te está pasando respecto a eso que ocurre. El mindfulness ayuda a que te des cuenta que la realidad no es solo una, sino que hay una manera de verla. Ayuda a observarte a ti mismo para entender mejor lo que observás. Porque uno pone mucho de uno mismo en lo que está observando. Ayuda a darte cuenta que no debés accionar en relación a eso sino que podés desarmar todos esos filtros, y mirar de manera más directa la realidad. Sin condicionamientos, sin prejuicios.
Esto no quiere decir no retarlo o no marcarle un camino, pero sí ayuda a discernir dónde uno tiene que apretar más y donde soltar, aceptar.
Hay programas de mindfulness para niños, pero para mayores de 6-8 años. ¿Cómo sembramos la semillita desde antes?
El niño es naturalmente mindful cuando es más chico y lo podemos proteger de tantos estímulos y demandas de éxito, logros; eso de apurarse, correr, el multitasking. Uno como adulto puede ser un poco filtro de esas cosas de la sociedad. No podés extrapolarlo pero sí ayudarlo a que aprenda a protegerse de eso.
Se habla mucho hoy de la necesidad de un cambio en el método educativo, de educar más para el “ser” que para el hacer. ¿Creés que esta herramienta ayuda en ese sentido de conocernos?
Eso de educar el ser es un poco el mindfulness. En las escuelas nosotros decimos que el mindfulness es lo que aporta la capacidad reflexiva. Eso se puede trabajar en cualquier materia o espacio curricular…eso de parar, detenerse y observar y observarse con mayor profundidad.
En Argentina trabajamos en muchas escuelas, sobre todo con docentes. Creemos que ellos deben formarse en esto -antes que los niños- porque son quienes sostienen esa visión en el aula. Esto ayuda a conseguir mayor presencia en el ahora, a sintonizar con el otro y resonar con él. Los padres pueden aplicarlo también.
¿Qué aprendiste de tus hijos en este modo mindfulness?
Mucho. Una cosa es que ellos son muy distintos entre sí. Uno como padre espera que sean similares entre ellos y la verdad es que los dos míos son tan distintos que aprendí a ver la unicidad y valorar esa diferencia. Esto de poder ver cuáles son las habilidades de cada uno y sostenerlo para que puedan desarrollarla, aunque no coincidan con lo que vos como padres esperás. Descubrir expectativas o ideales silenciosos (como que busquen determinado tipo de pareja o amigos) es muy valioso, para eso hay que estar atento.
Por Carolina Anastasiadis
Info: proyectomindfulness.uy@gmail.com Los próximos cursos de mindfulness comienzan e 24 y 25 de julio.