Daniel Guasco es cocinero y docente de profesión, y lleva escrito dos libros, uno dedicado a los celíacos y otro -también de alimentación- para diferentes patologías. Hace dos años, un amigo le comentó que ya no sabía qué darle de comer a su hija de 18 meses, que le faltaba un poco de imaginación, y ese comentario tan casual lo inspiró para escribir ¡Cómo Crezco! junto a la nutricionista Marcela Balás.
El libro brinda información calificada sobre nutrición –¡con mucho sentido común y bajada a tierra para los papás!-, y además tiene recetas que contemplan desayunos, meriendas, platos principales y postres.
«¡Cómo crezco!» es el último trabajo de Daniel Guasco, una “Guía de alimentación saludable para acompañar el crecimiento”…de los más pequeños.
¿Cuáles son los errores frecuentes de las mamás al cocinar los alimentos? ¿Qué sugerencia nos darías al respecto?
Los errores que cometemos a la hora de cocinar los alimentos son varios y no suceden sólo al cocinarlos. Minimizar la pérdida de nutrientes es el resultado de una toma de decisiones que comienza en el supermercado. Si equilibramos el volumen de la compra con el ritmo del consumo del hogar, evitaremos que los alimentos permanezcan almacenados durante mucho tiempo, lo que merma sus propiedades nutritivas.
Como regla, basta con elegir alimentos naturales, variados, sin descuidar nuestros propios gustos y los de la familia.
Comer frutas y verduras frescas, sin pelar ni cocinar es idóneo para que su aporte nutricional permanezca intacto. Cuando el alimento no lo permite y hay que cocinarlo, hay que tener en cuenta ciertas pautas para que los nutrientes no se pierdan.
¿Qué reglas importantes debemos considerar para aprovechar los nutrientes de cada alimento?
Una vez en la cocina, la máxima consiste en aprovechar las capas y hojas externas de frutas y verduras, siempre que sea posible. Cuando el vegetal no lo permite o nos desagrada su consumo con piel, debemos seguir estos consejos para su limpieza y manipulación:
- Lavar los vegetales enteros y cortarlos después.
- La luz, el calor, el oxígeno o un remojo excesivo pueden reducir las vitaminas y minerales, por ello, debemos evitar la exposición de frutas y verduras a estos elementos.
- Pelar y cortar el alimento justo antes de su consumo o preparación.
¿Qué secretos tienen las diferentes formas de cocción a la hora de mantener las propiedades de los alimentos?
Al hervir, se deben agregar las verduras al agua hirviendo y no antes. Así, el tiempo de cocción se reduce considerablemente y va a haber mucho menos contacto con el agua.
Añadir vinagre o jugo de limón contribuye a la conservación de las vitaminas.
En cuanto a la cocción a presión, si se realiza en la forma adecuada, el valor nutritivo se conserva mejor que con el hervido o guisado. Los guisados provocan pérdidas significativas de nutrientes pero menores que al hervir frutas y hortalizas en abundante agua y durante un largo período de tiempo.
¿Qué formas de cocinar respetan mejor los nutrientes de las verduras?
La cocción al vapor y en microondas. Estas son las técnicas menos destructivas, tienen un impacto mínimo en los nutrientes. El horneado con temperaturas elevadas y en tiempos cortos es bueno también. A su vez, los alimentos no se deben cortar en trozos pequeños. Y el salteado en sartén o plancha conlleva una pérdida de nutrientes baja ya que los alimentos se cocinan ligeramente y con un fuego alto y corto tiempo de cocción
¿Qué tanto influye nuestra alimentación durante la infancia en la salud y calidad de vida adulta?
Influye muchísimo, lo que comemos de niños es lo que comeremos de adultos. De adultos es muy difícil cambiar hábitos y costumbres alimentarias, por eso debemos apuntar a la educación en la cocina desde niños y fomentar hábitos saludables desde pequeños.
Es vital tratar de ampliar la paleta gustativa del niño a la mayor cantidad de sabores posible, obtener mayor cantidad de texturas, olores y combinaciones, tantas como podamos.
Aquí es donde el rol de las mamás es importante, debemos intentar desde chicos incorporar a los niños durante la elaboración de las recetas, que los niños se sientan integrados al proceso de cocinar, que se sientan partícipes, que conozcan los alimentos, llevarlos a la feria o al súper y que ellos elijan los alimentos con nosotros, que sepan qué es un brócoli, un coliflor, un pepino, una zanahoria, un rabanito, pescados, diferentes frutas, etc. Si logramos integrar a los niños a cocinar, lograremos más aceptación de ellos en las comidas, porque conocen los alimentos y porque al sentirse partícipes, consumen de manera más fácil.
¿Qué “consejo” alimenticio podrías brindar a las mamás?
Cuando cocinemos para nuestros hijos, tomemos el tiempo para cocinar ya que el resultado no es bueno si no lo hacemos con tranquilidad.
Cuando piensen en armar un plato busquen que tengan la mayor cantidad de colores, ellos necesitan estar motivados frente a lo que ven.
Juguemos con las formas y las alturas a la hora de cocinar, compremos cortantes (moldes de diferentes formas, de animales, círculos, triángulos, etc.) para poder formar platos diferentes y con formas atractivas. Por ejemplo, se puede colocar un puré dentro de un cortante con forma de corazón, verán que el niño lo comerá con más entusiasmo, seamos creativos.
Hagamos platos con diferentes texturas, que tengan purés suaves y cremosos pero que también puedan encontrar alimentos crocantes, eso siempre es bien aceptado por los más chicos.
Para terminar, algo que es intangible, cuando cocinemos, las expresiones corporales nuestras pueden marcar si el niño comerá ese alimento o no. Mientras cocinamos o cuando probamos las preparaciones, los niños captan nuestros actos y si nosotros ponemos una cara de que algo no nos gustó, el niño lo detecta y seguro también rechazará ese alimento.
Por Carolina Anastasiadis